martes, 23 de junio de 2009

Dra. María Dolores Ortiz


Conserva la mirada esplendente y pícara de cuando era una niña y subía a los techos de las casas y hacía otras mil travesuras, allá en su natal Holguín. Grande fue su descubrimiento al aprender a leer; desde entonces, a aquel ánimo intranquilo lo sedujo el encantamiento de la lectura.
En el fondo de sus ojos pueden verse las hadas, los príncipes y duendes de cuentos infantiles. Y un poco más acá comienza la interminable galería de personajes, títulos y autores que tantas veces le han robado el sueño.

Cuatro dones: sabiduría, dedicación, dulzura y valor para defender sus criterios, le han hecho ganar el reconocimiento social. Maestra al fin, no deja idea inconclusa y sin explicar. En el trato es especialmente sencilla y franca, posee una sonrisa que no se le desdibuja del rostro y buen sentido del humor. Tal y como se nos ha mostrado durante tantos años en el programa televisivo Escriba y Lea, es María Dolores Ortiz.

«Nací y me crié en el mismo centro de la ciudad de Holguín, en una casa de la calle Agramonte, entre Morales Lemus y Narciso López. ¡Y estoy muy orgullosa de ser holguinera y oriental! Soy la primera de dos hijas del matrimonio formado por el abogado y profesor César Ortiz Amengual y la maestra María Dolores Díaz Álvarez. Tuve el privilegio de pertenecer a una familia culta, y no solo mis padres, era una tradición familiar.

«En la casa de mi niñez había muchos libros. La lectura era algo natural. El periódico se esperaba ansiosamente todos los días, por lo general más de uno. Mi hermana y yo habíamos tenido una preparación previa en el Kindergarten. Ir a la escuela representó algo grande. Me eduqué en el colegio Los amigos, con profesores excelentes, quienes contribuyeron no solo a nuestra formación docente, sino humana y patriótica, las cuales considero muy importantes.

«Recuerdo que la bandera solo podían izarla alumnos del último año de Bachillerato, como estímulo a que estaban al graduarse y dejar la escuela. El asta se consideraba en aquellos tiempos el punto más alto de la ciudad de Holguín, ¡vaya!, sin contar la Loma de la Cruz en las afueras.

«No todo fue estudio; patiné, monté bicicleta, también practicaba voleibol y campo y pista en el colegio. Era la madrina del equipo de pelota. Había campeonatos interescuelas de las distintas disciplinas, y los sábados en la noche se celebraban los juegos, que servían de entretenimiento y aliciente para la práctica del deporte».

—¿Qué aprendió de sus padres?


—El sentido del honor, de la decencia, de preocuparme por los demás, el amor a la Patria. En mi casa se mantuvo la tradición mambisa de poner la bandera cubana en la ventana principal de la sala. Esa enseña la cosía mamá con sus manos, como lo hizo mi bisabuela María de Peña Torre, quien se alzó en la manigua con el esposo, Isidoro Fernández, y lo perdió en la guerra, lo que ha sido siempre un motivo de orgullo para mi familia.

En octubre de 1953, la ciudad oriental de los primeros años ve marcharse a la joven para iniciar en la Universidad de La Habana los estudios de Filosofía y Letras, la carrera de sus sueños.

—¿Cómo era aquella Universidad de los años cincuenta?

—Linda. Y no lo digo por nostalgia, sino por la época en que nos tocó vivir. El curso de 1953 empezó a finales de octubre o principios de noviembre, atrasado por el juicio a los asaltantes del Moncada. Fue un año complejo, en que comenzó a organizarse en la Universidad la lucha contra la dictadura de Batista.

«Hubo muchas manifestaciones: los 27 de noviembre, los 7 de diciembre... No todas terminaron con violencia, pero hubo momentos muy tensos, principalmente antes del cierre de la Universidad. Me parece estar viviendo el día en que asesinaron a los estudiantes asilados en la Embajada de Haití. La consigna de la FEU fue ir todos para la Plaza Cadenas, hoy Ignacio Agramonte. Si no recuerdo mal, René Anillo fue quien explicó allí lo sucedido y convocó a la marcha de protesta, a la que las muchachas no podíamos ir.

«Luego ellos bajando por la escalinata y nosotras yéndonos por la entrada de la calle J, antes de que se formara el problema. Y oíamos la consigna —que aún utilizan los estudiantes— de “¿Quién vive? Caribe. ¿Quién va? Universidad”. También gritaban “La cabeza de Batista, la cabeza de Batista...”, lo cantaban muy despacio al principio para que no quedaran dudas de lo dicho y, poco a poco, aceleraban el ritmo. Te digo que en esa época nos sentimos de una u otra forma participantes de la lucha y nos formamos como revolucionarios».

Aun en medio de tanto revuelo, fue testigo de una intensa vida cultural en la Universidad. «En el Aula Magna oí hablar por primera vez a Don Fernando Ortiz, a Lezama Lima; allí escuché también por vez primera un concierto de música de cámara». Conoció a jóvenes como José Antonio Echeverría y Fructuoso Rodríguez. «Todavía siguen siendo para mí los días de sus muertes, el 13 de marzo y el 19 de abril, los más tristes del año».

Cerrado el recinto universitario en 1957, comenzó a trabajar como docente en un colegio privado. Al triunfar la Revolución, concluyó el último año de la carrera. Tras la nacionalización de su primer centro laboral, pasó a una secundaria básica, luego al tecnológico José Martí y más tarde, en 1963, a la Universidad. En el actual Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona permaneció 12 años ininterrumpidos. De asesora del Ministro de Educación Superior, regresó a impartir clases de Gramática y Redacción en la Universidad. Ya jubilada, continúa de asesora, tutora tesis y ofrece conferencias en Cuba y en el extranjero. El magisterio es toda su vida.

«En la clase, primero que todo se necesita el respeto mutuo y lograr una adecuada comunicación con los alumnos. No hay estudiantes malos. Claro, a algunos les interesa más una disciplina que otra, por eso hay que motivarlos, para que aprendan gustosamente y no por obligación.

«Un buen maestro tiene que dominar su materia y, por supuesto, gustarle la profesión. Creo que una de las razones por las que a veces no hay el debido respeto y consideración por el profesor, es porque el estudiante percibe que este no sabe lo suficiente o se queda por debajo de sus expectativas. La mayor realización del maestro es ver que sus discípulos sean mejores que él».

Ha dicho que Escriba y Lea la ha hecho sentir maestra y no solo en el reducido marco de un aula, sino para todo el público. Ha estado en el programa desde el primer día; de quererlo, podría ser su biógrafa.

—¿Por qué se ha mantenido este espacio durante tanto tiempo?

—El hecho de que un programa como este, sin recursos, sin escenografía bonita, haya permanecido en la televisión contra viento y marea —eso lo pones así mismo—, es la mejor demostración de que a nuestro pueblo le gusta, respeta y necesita la cultura. Y hemos tratado a través de los años de llevar ese mensaje cultural, asequible para todos.

Sus cerca de 40 años en Escriba... la han convertido en un personaje muy popular dentro y fuera de Cuba. Los televidentes la distinguen. «En ocasiones me parece que son demasiado generosos». De esas relaciones, guarda anécdotas sorprendentes:

«Una vez vino una compañera de Camagüey para que le donara mi bolígrafo, el famoso de la cadenita. Ella tenía una colección de ellos, pertenecientes a escritores, personas conocidas; creo que después la expuso en un museo de la Ciudad de esa provincia. Le dije que mientras yo viviera, mientras Escriba y Lea estuviera en el aire, no podía regalarlo porque era parte de mí, de mi imagen en el programa. Figúrate, si hasta los caricaturistas me dibujan con él».

Lee casi un título por semana. Como presidenta del Movimiento Amigos del Libro es una de las más entusiastas promotoras de la lectura en la nación. Entre sus autores cubanos favoritos se hallan Dulce María Loynaz, Alejo Carpentier y José Martí.

«A Martí todavía no lo conocemos suficientemente; es más que un poema, que una biografía. El pensamiento martiano, tan profundo y actual, espera por ser descubierto en cada mirada. Cuando las elecciones en Estados Unidos recomendé a un grupo de jóvenes leer algunas de las Escenas Norteamericanas, en las que el Maestro habla de procesos electorales de los 15 años que residió en ese país. ¡Cuántas similitudes encontraron!».

—Pese a tener qué decir, no ha escrito mucho. ¿Por qué?

—Tal vez por falta de tiempo, porque es muy difícil ser profesora, trabajar en el Ministerio, en Escriba y Lea —tareas que implican leer continuamente para actualizarse—, además, ser ama de casa, madre de dos hijas, después abuela de cuatro nietos. Y una de las cosas que más tiempo y sosiego espiritual requiere es la escritura.

—¿Qué lugar ocupa la familia en su agenda?

—Ha sido siempre muy importante para mí. Cuando mis hijas eran chiquitas, yo trataba —y por lo general lo conseguía— de tener sábados y domingos exclusivamente para ellas, para la vida familiar. Tuve nietos y también les dedico tiempo.

—Dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. ¿No se pudiera afirmar lo contrario? ¿Quién es Silvio Alemán?

—Es mi retaguardia segura. No solo el esposo, el compañero, es el todo. Sin él, muchas de las labores que desempeño no las podría realizar.

—¿La máxima socrática «Solo sé que no sé nada» es un lema personal?

—No, es una convicción, que son dos cosas distintas.

Y, mirándonos con sus límpidos ojos, nos entrega la lección más sabia: «Tengan una vida recta y útil; eso es lo más importante en el ser humano. Recta en el sentido de la honradez, del decoro, del respeto. Útil en el sentido de no trabajar para uno mismo, sino para los demás».
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Detectan en Cuba cuatro casos más de Influenza A H1N1

En el día de hoy el Laboratorio de Virología del IPK confirmó cuatro nuevos casos de Influenza A H1N1:

• Un niño de cuatro años, de nacionalidad norteamericana, residente en la Florida, Estados Unidos, que arribó a Cuba en compañía de su madre el 6 de junio.

• Una mujer de 73 años, cubana, que permaneció en los Estados Unidos desde el 21 de abril y regresó el pasado 11 de junio.

• Un hombre de 26 años, cubano, que arribó a Cuba el día 12 de junio procedente de Alcalá de Henares, España.

• Una mujer de 45 años, cubana, que llegó a Cuba el 11 de junio desde Toronto, Canadá.
Los cuatro pacientes se encuentran ingresados, cumplen las indicaciones médicas que se han establecido para cada uno de ellos y su evolución es favorable. Se realizan las investigaciones epidemiológicas a sus contactos, quienes se han mantenido asintomáticos.

Se reitera la necesidad de acudir inmediatamente a los servicios de salud ante la presencia de fiebre o síntomas respiratorios.

Con estos nuevos casos se acumulan un total de 13, todos de personas llegadas a Cuba desde el exterior. En lo adelante las informaciones relacionadas con este tema se darán a conocer los viernes de cada semana.

Ministerio de Salud Pública


16 de junio de 2009

7:00 pm

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martes, 16 de junio de 2009

Casos número ocho y nueve de Influenza A (H1N1)

En la noche del pasado domingo el Laboratorio de Virología del IPK confirmó los casos número ocho y nueve de Influenza A (H1N1) asociados a la actual epidemia mundial.

El primero de ellos se trata de un niño cubano de doce años, residente en Tampa, Florida, el cual arribó a Cuba el 7 de junio y tres días posteriores, mediante pesquisa domiciliaria realizada en el municipio Habana del Este, se conoció que presentaba los síntomas de la enfermedad. De inmediato fue ingresado para su atención y seguimiento según se ha establecido. Actualmente recibe tratamiento médico hospitalario con evolución favorable.

El noveno caso corresponde a una niña canadiense de cuatro años que arribó a Holguín en compañía de sus padres el 6 de junio, acude al médico para ser atendida el día 11 al presentar fiebre, enrojecimiento de la garganta y malestar general desde el 7 de junio. Fue ingresada en el Hospital Provincial Pediátrico de Holguín, donde evoluciona favorablemente y recibe la atención y cuidados requeridos.

En ambos casos se realizan las investigaciones epidemiológicas correspondientes a los contactos de los pacientes, los cuales se han mantenido asintomáticos, y se les administra el antiviral específico como profilaxis.

Hasta el día de hoy se han confirmado nueve casos de Influenza A (H1N1), todos en personas provenientes del extranjero. Esto refuerza la importancia de las medidas de vigilancia activa para evitar epidemias y transmisión local de la misma, lo cual se ha logrado en estos 53 días de epidemia mundial.

Por lo anterior se reitera la importancia de la vigilancia clínico epidemiológica a toda persona procedente del exterior, durante los diez días posteriores a su arribo a nuestro país, así como que ante la presencia de cuadro febril o catarral, de él o sus contactos en Cuba, se presenten de inmediato al policlínico más cercano o instalación de salud correspondiente.

Ministerio de Salud Pública.
15 de junio de 2009

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domingo, 14 de junio de 2009

La tragedia del Morro Castle


Cuando se habla en Cuba de desastres marítimos vienen enseguida a la mente los nombres del Valbanera y del Morro Castle. Luego, en un alarde de memoria, no es raro que se mencione la tragedia del crucero español Sánchez Barcaíztegui, embestido por el vapor Mortera, en la noche del 18 de septiembre de 1895, a pocos metros del castillo del Morro. Los tres sucesos dejaron un número cuantioso de víctimas. El Valbanera, buque de bandera española, se hundió con 488 personas a bordo, de las cuales ninguna logró sobrevivir. El siniestro del Morro Castle dejó un saldo de 134 fallecidos, algunos de ellos carbonizados por el incendio que consumió el barco, y otros, que quisieron eludir las llamas, ahogados en las aguas heladas del Atlántico. A consecuencia del accidente del Sánchez Barcaíztegui murieron 31 marineros, casi todos comidos por los tiburones, entonces numerosos en la bahía, mientras que decenas de personas que a esa hora paseaban o gozaban del fresco de la noche en los alrededores del castillo de la Punta, escuchaban sus gritos de terror sin poder ayudarlos.
Sobre la tragedia del Valbanera se ha hablado mucho. Pasó al imaginario popular. Llegó ese barco a la entrada del puerto de La Habana el 9 de septiembre de 1919 cuando un ciclón, el llamado ciclón del Valbanera, luego de barrer la costa norte de la Isla provocaba un ras de mar a la altura de la capital. Frente al castillo del Morro, su sirena desesperada llamó pidiendo práctico e hizo insistentes señales en Morse con una lámpara. Desde la Capitanía le contestaron, de la misma forma, que, dadas las condiciones del tiempo, era imposible ayudarlo. El capitán del barco respondió entonces que capearía el temporal mar afuera y las luces de la nave se perdieron entre la lluvia y las olas enfurecidas. Nunca más volvió a tenerse noticia del Valbanera.
Sobre el Morro Castle, el Trío Matamoros, el inmortal Trío Matamoros, dejó una canción que es una verídica y patética crónica del suceso. Hubo un presagio de la tragedia. El capitán del buque murió de un ataque al corazón mientras se celebraba la fiesta con que la compañía naviera agasajaba a los pasajeros en su última noche en el barco. Se le consideraba una embarcación segura, pues estaba dotada de un sistema de detección de humo y de un servicio de extinción de incendios, que no funcionaron cuando debieron hacerlo. Luego el oficial que quedó al frente de la nave por la muerte del capitán, no tomó, se dice, las decisiones correctas y, sin proponérselo, aceleró la propagación del incendio y el Morro Castle quedó convertido en una antorcha flotante.
Por cierto, una célebre escritora cubana, Renée Méndez Capote, la cubanita que nació con el siglo, era una de las pasajeras del Morro Castle en su viaje final. Transcurría el Gobierno de los cien días y el presidente Grau San Martín le había confiado el consulado de París. Antes, pasaría unos días en Nueva York. Renée, que era gorda, quedó atrapada por las llamas en su camarote y la tripulación logró sacarla por la escotilla. Uno de los camareros, el estadounidense Carol Prior, le cedió su salvavidas y, de pronto, sin saber cómo, se vio metida, con otras 35 personas en un bote de salvamento, donde pasó cuatro horas de angustia antes de arribar a la costa de New Jersey. Ya en Nueva York, uno de los periodistas que acudió a entrevistarla, le preguntó si era comunista. Renée habló entonces de sus simpatías por la izquierda y ahí mismo la opinión pública empezó a tacharla de incendiaria. Aquel incendio es, decía la Méndez Capote, el peor recuerdo de mi vida.
¿Fue un rayo que cayó cerca de los depósitos de combustible lo que desató el incendio? Debieron transcurrir 25 años para que se supiera que hubo una mano asesina y fue un siniestro intencional.
Pero como en su momento dijo la canción del Trío Matamoros:

Quién fue la mano incendiaria sabe Dios quiénes serán
mas los pobres que cayeron, aquellos se fueron y no volverán.

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¿Ha visto usted al Valbanera?


De niño escuché muchas historias relacionadas con el Valbanera. La del abuelo que salió de la casa con sus dos nietos a fin de ver los estragos del ras de mar y encontraron la muerte cuando el automóvil que los transportaba cayó en una de las furnias que bordeaban en la época lo que hoy es La Rampa. Y la del hombre que casi todos los días acudía al puerto de La Habana y preguntaba si se tenían noticias del Valbanera. Llevaba, se decía, más de 30 años en lo mismo. Había desembarcado en Santiago de Cuba con uno de sus hijos pequeños decidido a hacer el viaje por tierra hasta La Habana a fin de estar ya aposentado aquí cuando el resto de su familia llegara a la capital en el barco. El 9 de septiembre de 1919, el sujeto perdió la razón. No era para menos. Nunca he sabido si esa es una historia real o una leyenda. De cualquier modo, podemos imaginar a aquel hombre con su pregunta eterna en los labios: ¿Ha visto usted al Valbanera?
Era un vapor de casco de acero, unas 6 000 toneladas de peso, 131,90 metros de eslora y una velocidad de crucero de 12 nudos. Fue construido en 1906, en Glasgow, Escocia, con capacidad para más de 1 200 personas. El 10 de agosto de 1919 salió de Barcelona con destino a Nueva Orleans y haría escalas en Cádiz, Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de La Palma, San Juan de Puerto Rico, Santiago de Cuba, La Habana y Galveston. Zarpó con 1 230 personas a bordo entre pasajeros y tripulantes.
Santiago, en cuyo puerto tiró anclas el 5 de septiembre, era el destino definitivo de no pocos de los pasajeros de la nave. Otros muchos, en cambio, seguirían rumbo hacia otras regiones de la Isla y, como el hombre de la historia que conté arriba, prefirieron hacerlo por tierra. Eso hizo que el número de víctimas fuera sensiblemente menor.
Hace algunos años, el colega Juan Morales, de la redacción de este diario, pudo entrevistar a uno de aquellos pasajeros del Valbanera. José María López, natural de La Mancha, y con 15 años de edad entonces. Junto con el padre, la madre y cinco hermanos, José María pasó un año en la tierra natal y, ya de regreso, abordó el barco, junto con los suyos, en Cádiz.
Cuando llegamos a Santiago, un paisano que venía como sobrecargo nos recomendó que bajáramos a tierra y nos fuéramos por ferrocarril hasta Las Villas, donde residíamos por entonces —relató José María. Nos aseguró que ganaríamos tiempo, pues llegaríamos a casa cuando el Valbanera aún no habría entrado a La Habana. Aceptamos su recomendación y, en efecto, realizamos un viaje magnífico en tren hasta Santa Clara.
Del drama nos enteramos días más tarde por los periódicos, recordaba el testimoniante. «Supimos horrorizados que el Valbanera nunca llegó a La Habana y que naufragó sin que nadie sobreviviera. En nuestro pueblo de España repicaron las campanas de la iglesia en memoria de la familia López, porque nos creían muertos... Nos salvamos por un golpe de fortuna. ¡Un milagro! Y por el consejo de aquel paisano que quedó a bordo y bajó para siempre con el Valbanera al fondo del océano».
¿Conocía Martín Cordero, el capitán de la embarcación, del gran ciclón que se formaba?, se preguntó la prensa de la época. La interrogante jamás tendrá respuesta. El caso es que el Valbanera navegó a toda máquina hacia la catástrofe. Debe haberse hundido en una llamada vuelta de campana, con todos los pasajeros en sus camarotes a fin de resguardarse del viento y la lluvia.
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Los espiaba la muerte


Dice en una de sus partes la canción que popularizó el Trío Matamoros:

Del puerto de La Habana, el Morro Castle se vio zarpar
una tarde habanera, linda hechicera, como su mar.
En la extensa cubierta, gozaban todos con gran primor,
en el barco lujoso que majestuoso iba a Nueva York.


Veinticinco años después de la tragedia del Valbanera, el 8 de septiembre de 1934, se incendiaba el Morro Castle. Era un crucero de 11 300 toneladas de desplazamiento y 503 pies (153,3 metros) de eslora, propiedad de la naviera Ward Line. Su sistema de propulsión estaba integrado por dos poderosas turbinas de vapor, de 16 000 caballos de fuerza, que le permitían mantener una velocidad media de 20 nudos. Como toda embarcación de su género disponía de espaciosos restaurantes, tiendas, salones y cámaras de varias clases y camarotes de lujo. El día fatal cubría la ruta La Habana-Nueva York, con 400 pasajeros y 240 tripulantes a bordo, aunque otras fuentes consignan que transportaba a 558 personas en total. Soplaba un viento huracanado. Se hallaba frente a las costas de New Jersey cuando se detectó el incendio.
Nunca se ha sabido con certeza lo que sucedió con esta embarcación, ni tampoco si la muerte repentina de su capitán guardó relación con lo que vendría después. Se dice que el incendio se desató en la lujosa biblioteca de la cubierta C y que, sin que nadie se percatara, se extendió hacia una sala de estar y una sala de escritura. El caso es que cuando la tripulación decidió alertar a los pasajeros, que dormían, y pedirles que corriesen a cubierta provistos de sus salvavidas, ya el siniestro había cobrado fuerza suficiente para hacerse incontrolable. Muchos pasajeros quedaron atrapados por las llamas en sus camarotes y los que pudieron llegar a cubierta apenas podían caminar sobre las recalentadas planchas de acero. Tampoco se puso nunca en claro porqué no funcionó el sistema contra incendios ni porqué el telegrafista demoró tanto en transmitir la señal de auxilio. Los botes salvavidas se hicieron a la mar llevando como promedio a unos 30 tripulantes y solo a dos pasajeros cuando disponían de 58 capacidades. Para mal de males, el primer oficial, que asumió el mando de la nave a la muerte del capitán, insistió en navegar de frente al temporal de viento, lo que hizo que las llamas se propagaran con más fuerza y rapidez. Algunos pasajeros, para escapar, se tiraron al mar. El notable nadador cubano Frank De Beche, confiado en sus propias fuerzas y habilidades, cedió caballerosamente su salvavidas a la señorita Rosario Camacho y pereció en el intento de mantenerse vivo en el mar hasta que lo rescataran.
Por suerte para los náufragos, decenas de ellos fueron rescatados por las embarcaciones que acudieron al llamado de socorro. El remolcador Tampa, que acudió a la zona del siniestro, pudo enlazar al Morro Castle, que había detenido ya sus máquinas, y comenzó a arrastrarlo hacia la costa. Pero el fuego rompió las estachas o cabos del remolque y el barco quedó al garete frente a Asbury Park. Los equipos de rescate vieron entonces escenas horribles, pues muchos de los pasajeros habían encontrado la muerte aprisionados en los ojos de buey de los camarotes.
La desgracia de unos trajo la fortuna momentánea de otros. No faltó gente inescrupulosa que saqueó lo que pudo del barco para venderlo luego como souvenir, y cuando se acabaron las piezas verdaderas, vendió piezas falsas, mientras que el Morro Castle, o lo que quedaba de aquella lujosa embarcación, se convertía en atracción turística.
Pronto comenzaron las especulaciones sobre las causas del incendio. Se habló, como ya se dijo, del rayo que cayó cerca de los depósitos de combustible, pero otros llegaron a la conclusión de que en el Morro Castle hubo un sabotaje. Para los que así opinaban, la causa de la catástrofe había sido una pluma de fuente con un dispositivo de ignición dentro dejada en la biblioteca del barco.
La hipótesis del sabotaje se comprobaría 25 años después del suceso, cuando un investigador señaló a George W. Rogers, jefe de los telegrafistas de la nave, como el causante de la catástrofe. Los propósitos que lo movieron para tal proceder, los desconoce el autor de esta página, pero el hecho de que el responsable del siniestro fuera el telegrafista-jefe explica porqué el Morro Castle no transmitió a tiempo sus llamados de auxilio. El telegrafista de guardia que se decidió a pedir ayuda lo hizo por su propia voluntad y sin haber recibido orden alguna en tal sentido. La empresa naviera Ward Line fue multada a causa del incendio y se condenó a penas de prisión a los oficiales del buque; sentencias que después fueron anuladas.
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sábado, 13 de junio de 2009

Entregan a Juan Formell título de Doctor Honoris Causa en Arte


"La música de Juan Formell no es solo popular, es culta, porque él es un clásico de la música cubana", dijo anoche el pianista Chucho Valdés, en la ceremonia de entrega del título de Doctor Honoris Causa en Arte al líder de Los Van Van.

Chucho expresó, en el capitalino teatro Amadeo Roldán, que Formell ha revolucionado la música bailable de la Isla y la emblemática agrupación que dirige es un paradigma para las orquestas soneras.

El Instituto Superior de Arte le otorgó el alto reconocimiento al autor de Por encima del nivel, para distinguir su obra musical, anclada en lo más arraigado de la cubanía.

"Todavía no me lo creo. Nunca pensé que en mi vida se me diera esa oportunidad", afirmó emocionado el artista y dedicó el título a la familia y los músicos de Van Van.

Los continuadores del legado de los grandes compositores criollos, le brindaron como regalo El Manisero, de Moisés Simons, y Ya ves, de Pablo Milanés.
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Confirman en la Isla séptimo caso de Influenza A (H1N1)

En el día de hoy, el Laboratorio de Biología Molecular del IPK confirma el séptimo caso de Influenza A (H1N1) asociada a la actual epidemia mundial.

Se trata de una niña cubana de 12 años de edad, residente en Las Vegas, Estados Unidos, que arribó a nuestro país el 8 de junio, fecha en que comienza con un cuadro catarral y fiebre. Al día siguiente acude al policlínico donde se evalúa y se decide su ingreso para estudio y recibir el tratamiento establecido.

La paciente evoluciona bien y las autoridades sanitarias realizan las investigaciones clínico-epidemiológicas a los contactos de la paciente, los cuales se encuentran asintomáticos hasta el presente.

Reiteramos a la población la importancia de cumplir las orientaciones impartidas, tales como: el taparse la boca al toser y estornudar, el lavado frecuente de las manos, mantener la higiene colectiva y la necesidad de acudir inmediatamente a los servicios de salud ante la presencia de fiebre o síntomas respiratorios.

Ministerio de Salud Pública

12 de junio de 2009

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jueves, 11 de junio de 2009

Confirma Ministerio de Salud Pública sexto caso de Influenza A (H1N1) en la Isla

En el día de hoy el Laboratorio de Virología del IPK confirmó el sexto caso de Influenza A (H1N1) asociada a la actual epidemia en el mundo.

Se trata de una cubana de 65 años de edad que reside en el municipio Habana del Este, en Ciudad de La Habana, la cual estuvo en los Estados Unidos del 3 al 31 de mayo.

A su regreso, el día 3 comienza con dolor de garganta, el 4 aparece tos y expectoración. Acude el día 5 al Consultorio Médico de Familia por la notificación de viajero internacional, negando tener sintomatología. Tres días después se presenta en el policlínico ante la persistencia de síntomas respiratorios y fiebre, donde es valorada y remitida al IPK para su correspondiente atención, confirmándose el diagnóstico a través del aislamiento virológico.

La paciente se encuentra evolucionando bien desde el punto de vista médico.

Las autoridades sanitarias vienen realizando las investigaciones clínico-epidemiológicas en los contactos más directos de la paciente, motivo por lo cual varios de ellos se encuentran ingresados para estudio y seguimiento.

Se continúa observando cuidadosamente la evolución de esta situación. Como se ha venido informando, contamos con todos los recursos y medios necesarios para enfrentarla.

Ministerio de Salud Pública.

10 de Junio de 2009
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domingo, 7 de junio de 2009

Confirma Cuba quinto caso con el virus Influenza A (H1N1)

El día 6 de junio se ha confirmado el quinto caso enfermo con el virus Influenza A (H1N1) que está asociado a la actual epidemia en el mundo.
Corresponde a una turista canadiense de 62 años, procedente de Toronto, Canadá, que arribó al país el 2 de junio por el Aeropuerto Antonio Maceo de la provincia Santiago de Cuba. Como parte del control que se realiza a todo viajero, se detecta fiebre por el sensor de temperatura, además se precisa tos como otro síntoma, por lo que fue remitida de manera inmediata al Hospital Provincial Juan Bruno Zayas de dicha provincia para estudio y tratamiento, centro en el que permanece ingresada.

En dicha institución hospitalaria se ha garantizado el aislamiento adecuado así como el estudio correspondiente para el diagnóstico virológico y el tratamiento con Oseltamivir durante cinco días. Se mantienen sometidos a vigilancia epidemiológica los restantes viajeros.

La evolución de la paciente es favorable.

Se reitera a toda la población la importancia de las medidas de higiene personal y colectiva, el lavado frecuente de las manos, el evitar toser o estornudar sin taparse la boca así como la atención médica oportuna de las personas con síntomas respiratorias persistentes o que concomiten en personas con enfermedades crónicas de base.

Ministerio de Salud Pública

7 de junio de 2009

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jueves, 4 de junio de 2009

La vergonzosa historia de la OEA ... Parte 1

Desde su despegue como nación, los Estados Unidos de América contrapusieron siempre al ideario de unidad e integración latinoamericana su pretensión de dominación continental, ambición plasmada el 2 de diciembre de 1823 en la conocida Doctrina Monroe, sintetizada en la frase "América para los americanos".
No fue hasta el último cuarto del siglo XIX, que esa filosofía pudo desplegarse, cuando la industria estadounidense creció como ninguna otra hasta alcanzar la condición de potencia en acelerado ascenso, con lo cual pretendía no solo la dominación del continente, sino que creaba las condiciones para lanzarse a la lucha por una nueva redistribución del mundo.
Ya a finales de 1889, el gobierno norteamericano convocó la Primera Conferencia Panamericana, que fue el punto de partida del "panamericanismo", visto como el dominio económico y político de América bajo la supuesta "unidad continental". Ello implicaba una actualización de la Doctrina Monroe en el momento en que el capitalismo norteamericano arribaba a su fase imperialista. José Martí, quien fue testigo excepcional del surgimiento del monstruo imperialista, se preguntaba a propósito de aquella Conferencia: ¿A qué ir de aliados, en lo mejor de la juventud, en la batalla que los Estados Unidos se preparan a librar con el resto del mundo? Y tenía razón. Entre 1899 y 1945, durante ocho conferencias similares, tres reuniones de consulta y varias conferencias sobre temas especiales, se fue estableciendo el avance de la penetración económica, política y militar de EE.UU. en América Latina.
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La vergonzosa historia de la OEA - Parte 1... AUGE DEL PANAMERICANISMO MONROÍSTA

A finales de la II Guerra Mundial, de la que EE.UU. salió beneficiado, se inicia una etapa de auge del Panamericanismo y del Sistema Interamericano que va desde la Conferencia de Chapultepec en 1945, pasando por la creación de la OEA en 1948, hasta la invasión a República Dominicana en 1965, consolidándose la subordinación de los gobiernos del continente a la política exterior de EE.UU.
Así, la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y la Paz, de Chapultepec, en marzo de 1945, tuvo un objetivo político definido: alinear a los países de la región para enfrentar el proceso que vendría con la creación de la ONU.
Como resultado, en la conferencia de San Francisco, en abril de 1945, en la cual se funda la ONU, la diplomacia norteamericana, apoyada por los países latinoamericanos, defendió la "autonomía" para el Sistema Interamericano y logró que en el artículo 51 de la Carta de la organización mundial se preservara la solución de controversias mediante métodos y sistemas "americanos". La interpretación que le dio el Consejo Directivo de la Unión Panamericana es que dicha Carta nació compatible con el Sistema Interamericano y el Acta de Chapultepec.
En agosto de 1947, la Conferencia Panamericana de Río de Janeiro aprobó una resolución que dio origen a la herramienta que daría vida a la cláusula de permisividad arrancada a la ONU: el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que reafirmaba el principio de "solidaridad" continental esgrimido por Washington, en función de enfrentar cualquier situación que pusiera en peligro "su paz" en América y adoptar las medidas necesarias, incluida el uso de la fuerza. Con el TIAR se impone la voluntad yanki en el continente, constituyendo una amenaza permanente para la soberanía de los países latinoamericanos.
Como colofón, entre el 30 de marzo y 2 de mayo de 1948 la Conferencia Internacional Americana de Bogotá, da vida a la Organización de Estados Americanos (OEA). En medio de esa reunión es asesinado el líder liberal colombiano Jorge E. Gaitán, de gran arraigo popular, hecho que motivó una gran insurrección conocida como el Bogotazo, brutalmente reprimida y que sirvió para manipular el curso y los resultados de la Conferencia, al promover EE.UU. la amenaza que significaban para la democracia el "auge" de la Unión Soviética y el comunismo, al que culpaban por las muertes del Bogotazo.
Pero tanto la Conferencia de Río como la de Bogotá coincidieron con una agudización de los problemas económicos en América Latina, cuyos países —entusiasmados con el Plan Marshall para Europa—, empezaban a demandar uno de asistencia para la región. Mas el propio Secretario de Estado, George Marshall, se encargó de defraudarlos.
De la discusión y adopción de la Carta de la OEA surgió un extenso documento de 112 artículos, firmado sin reservas por los veintiún países participantes en Bogotá. La Carta hacía suyos algunos de los principios cardinales y justos del derecho internacional, sin embargo, a instancias de Washington, se le introdujeron disposiciones que trasladaron a la OEA los postulados principales del TIAR, por lo cual, desde su cuna, la OEA es el instrumento jurídico ideal para la dominación estadounidense en el continente.
Su retórica diplomática relativa a los postulados sobre la independencia y soberanía de las naciones y los derechos del hombre y de los pueblos, han quedado como letra muerta.
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La vergonzosa historia de la OEA - Parte 1 ... PÁGINAS DE UN EXPEDIENTE SANGRIENTO

En 1954 Guatemala fue invadida por tropas mercenarias organizadas por la CIA, que derrocaron al gobierno de Jacobo Arbenz. La OEA se había prestado antes para aprobar una resolución que introducía la variante de intervención colectiva regional, en expresa violación de su propia Carta y la de la ONU. Ante el hecho consumado, el organismo se limitó a "dejar hacer" a EE.UU. y dilató el examen de la situación, ignorando los intereses del país agredido.
La actuación respecto a Cuba a partir del triunfo de la Revolución, el apoyo a la invasión de Playa Girón en 1961, las acciones que desplegó en el orden político-diplomático para aislarnos, que concluyeron con la expulsión de nuestro país en enero de 1962 y la ruptura de relaciones diplomáticas de los países de la región con la Mayor de las Antillas, significaron un nivel de ensañamiento tal, que puso más en entredicho a la organización.
En abril de 1965 desembarcaron los marines yankis en Santo Domingo para impedir la inminente victoria del movimiento popular constitucionalista sobre las fuerzas de la reacción militarista. La OEA envió a la capital dominicana a su Secretario General, el uruguayo José A. Mora, con el aparente propósito de obtener una tregua entre los beligerantes, mientras el Órgano de Consulta dilataba una decisión para facilitar que las fuerzas militares yankis tomaran el control de la situación. Luego de múltiples gestiones, Estados Unidos logró por el estrecho margen de un voto la aprobación de una resolución que dispuso la creación de una Fuerza Interamericana de Paz, produciéndose, por primera vez bajo el sello de la OEA, una intervención colectiva en un país del área.
La OEA, que tenía entre sus postulados básicos el principio de no intervención de ningún Estado en los asuntos internos de otros, continuaba en crisis de credibilidad.
Marzo de 1982 trajo la intervención británica que dio inicio a la Guerra de las Malvinas y a la primera agresión de una potencia extra continental a un país del Sistema Interamericano, lo que, según el TIAR, debía convocar la solidaridad continental con el agredido. ¿Y... ? los Estados Unidos apoyaron política y militarmente a Gran Bretaña e impusieron sanciones económicas contra Argentina. ¿Y la OEA qué? demoró su reacción, adoptó una tibia resolución llamando al cese del conflicto y solo un mes más tarde condenó el ataque armado e instó a los EE.UU. a que levantara de inmediato las medidas aplicadas a Argentina".
Y más, en octubre de 1983 un golpe militar derrocó al primer ministro granadino, Maurice Bishop, quien murió asesinado a manos de los golpistas. A Granada también EE.UU. envió una fuerza invasora de 1900 infantes de marina que tomaron el control de la isla. El principio de no intervención volvía a carecer de validez. En la OEA, la mayoría aprobó esa acción como "medida preventiva", mientras otros la rechazaron. Finalmente se condenó la invasión por catalogarla como violatoria de la Carta de Bogotá.
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La vergonzosa historia de la OEA - Parte 1...LA BANCARROTA DEL PANAMERICANISMO

El fin de la llamada Guerra Fría y la desintegración de la URSS cambiaron la geopolítica mundial y la OEA, exigida por Estados Unidos, intentó reacomodarse con el objetivo de serle más fiel a las oligarquías, por lo que comienza en 1991 a promover los preceptos de la democracia representativa burguesa y del neoliberalismo. Bajo esas banderas nacen las Cumbres de las Américas, a iniciativa de EE.UU., las que otorgaron renovados mandatos a la organización.
En este momento sobresale la creación de la Carta Democrática Interamericana en 1992, que llevó a nivel de tratado la imposición del unipolarismo a la región, es decir la OEA no cambió su cara, tanto que frente al golpe militar en Haití, que depuso al presidente Jean Bertrand Aristide, exhibió el mismo grado de incapacidad y putrefacción. Delegó el tema en el Consejo de Seguridad de la ONU, que aprobó una fuerza militar multinacional ¿liderada por quién? por EE.UU.
Ya en pleno siglo XXI, a nadie le quedan dudas de la irrelevancia, obsolescencia y descrédito de una organización que ha sido cómplice de los principales crímenes de Estado ocurridos en América Latina y el Caribe en la segunda mitad del siglo XX. A pesar de que en ocasiones Estados Unidos la relegó, nunca la descartó. La necesita viva para influir y dividir a la región y frenar la consagración de su único, inevitable y verdadero destino histórico: la integración martiana y bolivariana de sus pueblos.
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La vergonzosa historia de la OEA ...Parte 2

El 18 de marzo de 1959, a solo dos meses y medio de la victoria popular del Primero de Enero, el nuevo Embajador de Cuba ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Raúl Roa García, exponía la posición que iba a definir en lo adelante la relación entre la triunfante Revolución y el organismo hemisférico: [...] En largos años no se había erguido y escuchado la voz genuina de Cuba en el Consejo de la OEA. [...] No resulta ocioso recordarlo por lo que tiene de novedad histórica y de obvio estímulo a los pueblos todavía oprimidos. El derrocamiento de una tiranía mediante la acción armada no es un suceso insólito en nuestra América; sí lo es, en cambio, la que derribó la de Fulgencio Batista en Cuba.
Esta posición cubana partía del conocimiento de su liderazgo revolucionario sobre la ya para entonces breve y triste historia de la OEA, al servicio de Estados Unidos, que desde enero de 1959 había diseñado un plan para utilizar a la organización en contra de la Revolución y de nuestro pueblo. Hasta ese momento, ningún mecanismo multilateral o regional había infringido o tratado de infringir más daño a un país que el de la OEA a Cuba.
La denominada "cuestión cubana" ocupó un lugar prioritario en la agenda de la OEA y, de conformidad con los intereses de Estados Unidos, comenzó a sentar las bases para el aislamiento político-diplomático de Cuba y la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), para intentar "legitimar" una agresión militar directa contra Cuba.
En agosto de 1959, los Gobiernos de Brasil, Chile, Estados Unidos y Perú, solicitaron la convocatoria de una Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores para abordar la situación en el Caribe. La Revolución había promulgado la Primera Ley de Reforma Agraria, eliminando los grandes latifundios, entre ellos los de la United Fruit, en la que tenían intereses económicos los hermanos Allan Dulles, Secretario de Estado, y Foster Dulles, jefe de la CIA.
La V Reunión de Consulta, en Santiago de Chile, no adoptó ningún documento condenando a nuestro país, pero creó el "marco conceptual" que serviría a los propósitos de la política yanki contra nuestra nación; estableció la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y la Comisión Interamericana de Paz recibió nuevas facultades, lo cual formaba parte de la estrategia de creación o perfeccionamiento de herramientas que serían claves en la aplicación de directrices yankis contra Cuba en el seno de la OEA.
Las reuniones se sucedían unas tras otras y Roa, prevenido de los objetivos de esas citas sobre el Caribe, declaró, primero en Washington: El Gobierno de Cuba está convencido que todas esas acusaciones lo que pretenden es crearle a Cuba un ambiente internacional hostil, y organizar en Cuba una conjura internacional de tipo intervencionista, a los efectos de interferir, obstaculizar o malograr el desarrollo de la Revolución cubana. Remataba luego en San José sus palabras con una acusación reveladora: Si de hacer justicia se trata, debería sancionarse, conjuntamente, a Trujillo y al gobierno de Estados Unidos.
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La vergonzosa historia de la OEA - Parte 2... CONJURA Y VINDICACIÓN EN SAN JOSÉ

Del 22 al 29 de agosto de 1960 se realizó en San José, Costa Rica, la VII Reunión de Consulta. Entre los puntos de su agenda aparecía el fortalecimiento de la solidaridad continental y del sistema interamericano, especialmente ante las amenazas de intervención extracontinental, y la consideración de las tensiones internacionales existentes en la región del Caribe, para asegurar la armonía, la unidad y la paz de América, entre otros.
La cita adoptó una Declaración que en sus párrafos operativos 4 y 5 señalaba que ...el Sistema Interamericano es incompatible con toda forma de totalitarismo y que la democracia solo logrará la plenitud de sus objetivos en el continente cuando todas las repúblicas americanas ajusten su conducta a los principios enunciados en la Declaración de Santiago de Chile y todos los Estados miembros de la Organización regional tienen la obligación de someterse a la disciplina del sistema interamericano, voluntaria y libremente convenida y que la más firme garantía de su independencia política proviene de la obediencia a las disposiciones de la Carta de la Organización de Estados Americanos.
En San José quedaron establecidas las condiciones necesarias, conforme a los términos yankis, para imponer la exclusión del gobierno cubano. En protesta, al anunciar la decisión de retirarse de aquel vergonzoso conciliábulo, el Canciller Roa sentenció con una memorable y contundente frase la ruptura definitiva con la OEA: [...] Los gobiernos latinoamericanos han dejado a Cuba sola. Me voy con mi pueblo, y con mi pueblo se van también de aquí los pueblos de nuestra América.
En respuesta a los resultados de la Reunión de San José, más de un millón de cubanos reunidos en la Plaza de la Revolución en histórica Asamblea General del Pueblo de Cuba, adoptaron la I Declaración de La Habana, mediante la cual se rechazaron las pretensiones hegemónicas de Estados Unidos contra Cuba, su política de aislamiento y el servilismo de la OEA ante esas patrañas.
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La vergonzosa historia de la OEA - Parte 2...LA EXPULSIÓN Y EL INTENTO DE AISLAMIENTO

En diciembre de 1961 el Consejo Permanente de la OEA decide, a solicitud de Colombia, convocar la VIII Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores para enero de 1962 (del 22 al 31), en Punta del Este, donde se adoptaron nueve resoluciones, cuatro de ellas contra Cuba, pero la IV era la "joya" de la OEA, titulada Exclusión del actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano, que era la máxima aspiración yanki para deslegitimar en lo político y diplomático a nuestra Revolución. La resolución fue aprobada con 14 votos afirmativos (Estados Unidos tuvo que comprar el voto de Haití para obtener la mayoría mínima), uno en contra —Cuba— y seis abstenciones: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y México. Las dos últimas naciones expresaron que la expulsión de un estado miembro no procedía, pues no existía una reforma previa de la Carta de la organización.
El entonces presidente, Osvaldo Dorticós, levantó la bandera que había alzado antes, en aquel mismo escenario, el Canciller de la dignidad Raúl Roa: [...] Si lo que se pretende es que Cuba se someta a las determinaciones de un país poderoso, si lo que se busca es que Cuba capitule, renuncie a las aspiraciones de bienestar, progreso y paz que animan su revolución socialista y entregue su soberanía, si lo que se intenta es que Cuba vuelva la espalda a países que le han demostrado una amistad sincera y un respeto cabal; si, en una palabra, se intenta esclavizar a un país que ha conquistado su libertad total después de siglo y medio de sacrificios, sépase de una vez: Cuba no capitulará. [...] Vinimos convencidos de que se tomaría una decisión contra Cuba pero eso no afectará el desarrollo de nuestra Revolución. Vinimos para pasar de acusado a acusador, para acusar al culpable aquí, que no es otro que el gobierno imperialista de Estados Unidos. [...] la OEA se hace incompatible con la liquidación del latifundio, con la nacionalización de los monopolios imperialistas, con la igualdad social, con el derecho a la educación, con la liquidación del analfabetismo [...] y en ese caso Cuba no debe estar en la OEA. [...] Podremos no estar en la OEA, pero Cuba Socialista estará en América; podremos no estar en la OEA, pero el gobierno imperialista de los Estados Unidos seguirá contando a 90 millas de sus costas con una Cuba revolucionaria y socialista [...].
Derrotado en Girón en 1961, fracasados los planes de la Operación Mangosta que condujeron a la Crisis de Octubre de 1962, con el bloqueo económico, comercial y financiero ya proclamado y con bandas terroristas combatiendo en las montañas del Escambray, a Estados Unidos le quedaba solo internacionalizar su abyecta política, para lo cual se vale de la IX Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, en Washington en julio de 1964, mediante una resolución inspirada en el TIAR, que ya había desplazado a la Carta de la OEA, disponiendo que los gobiernos de los Estados Americanos rompieran sus relaciones diplomáticas o consulares con el Gobierno de Cuba. Solo México mantuvo una posición digna y no se plegó a los designios del imperio.
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La vergonzosa historia de la OEA Parte 2 ... LA CARTA DEMOCRÁTICA Y EL FRACASO DE UNA MALA POLÍTICA

Justo el 11 de septiembre del 2001, cuando se desplomaban las torres gemelas en Nueva York, se promulgó la Carta Democrática Interamericana, la más reciente y solapada maniobra yanki contra Cuba en la OEA, la cual estableció las reglas que estaban obligados a seguir los países para ser miembros del bloque hemisférico. Antes no se podía ser marxista-leninista; ahora había que adoptar como requisito la democracia representativa burguesa y el "Dios Mercado". En el fondo, se promovía, de forma similar, la exclusión de nuestro país.
Pero la Revolución ingresó al siglo XXI vencedora del más largo y cruento asedio que pueblo alguno ha conocido en la historia de la humanidad. Es un símbolo de que los poderes imperiales no son omnímodos ni eternos. La nobleza y voluntad de nuestro pueblo es reconocida en todo el planeta. La OEA había fracasado rotundamente.
Cuba tiene fluidas relaciones diplomáticas con todas las naciones del hemisferio y fue aclamada en el Grupo de Río, porque ningún pueblo del continente nos excluyó jamás. Nuestro país no se asustó, no claudicó, no cambió un ápice su decisión soberana, no negoció su libertad, su independencia y su libre determinación. No es una posición de ultranza, es un principio, y fue fijado por Raúl Roa en agosto de 1959 al decir: [...] La Revolución Cubana no está a la derecha ni a la izquierda de nadie: está al frente de todos, con posición propia e inconfundible. No es tercera, ni cuarta, ni quinta posición. Es nuestra propia posición.
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La vergonzosa historia de la OEA ...Parte 3

El 2 de septiembre de 1960, tras consagrarse la conjura de la OEA contra Cuba, en San José, el Comandante en Jefe convocó al pueblo de Cuba en Magna Asamblea General, celebrada en la Plaza de la Revolución José Martí y dio lectura a la histórica proclama conocida como Primera Declaración de La Habana, en cuyo octavo y último párrafo dispositivo, definía:

[...] La Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba reafirma su fe en que la América Latina marchará pronto, unida y vencedora, libre de las ataduras que convierten sus economías en riqueza enajenada al imperialismo norteamericano y que le impiden hacer oír su verdadera voz en las reuniones donde cancilleres domesticados, hacen de coro infamante al amo despótico. Ratifica, por ello, su decisión de trabajar por ese común destino latinoamericano que permitirá a nuestros países edificar una solidaridad verdadera, asentada en la libre voluntad de cada uno de ellos y en las aspiraciones conjuntas de todos. En la lucha por esa América Latina liberada, frente a las voces obedientes de quienes usurpan su representación oficial, surge ahora, con potencia invencible, la voz genuina de los pueblos, voz que se abre paso desde las entrañas de sus minas de carbón y de estaño, desde sus fábricas y centrales azucareros, desde sus tierras enfeudadas, donde rotos, cholos, gauchos, jíbaros, herederos de Zapata y de Sandino, empuñan las armas de su libertad, voz que resuena en sus poetas y en sus novelistas, en sus estudiantes, en sus mujeres y en sus niños, en sus ancianos desvelados. A esa voz hermana, la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba le responde: ¡Presente! Cuba no fallará. Aquí está hoy Cuba para ratificar, ante América Latina y ante el mundo, como un compromiso histórico, su dilema irrenunciable: Patria o Muerte.
En medio de los aplausos y la aprobación de más de un millón de brazos, Fidel expresó: [...] Ahora falta algo. Y con la Declaración de San José, ¿qué hacemos? El pueblo coreó: ¡La rompemos!, ¡La rompemos! Tomó en sus manos aquella bochornosa Declaración y la rompió ante la multitud. Quedaban claras las cosas entre Cuba y la OEA. Las palabras finales de la Declaración de la Habana eran la premonición de lo que iba a ocurrir casi medio siglo después, al asistir la Revolución cubana a los últimos estertores de la organización que se prestó para la sucia tarea de sepulturero imperial.
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La vergonzosa historia de la OEA - Parte 3... TERAPIA CONTRA EL DESPRESTIGIO

Desprestigiada y devaluada, en pleno ocaso del imperio, encontró su salvación en una iniciativa del presidente William Clinton, quien en 1994 propuso las reuniones cumbres con todos los jefes de Estado y Gobierno del hemisferio, cuya organización, conducción y seguimiento confió a la Organización de Estados Americanos, con el fin de rescatarla de la inopia en que había caído.
Tras la IV Cumbre de las Américas (Mar del Plata-2004), donde quedó enterrada el Área de Libre Comercio para las Américas, la OEA recibía otra bofetada que iría a engrosar su nefasto legado. Luego, su silencio frente a la incursión colombiana en Ecuador del 1ro. de marzo del 2008, también la sacudió y como otras tantas veces, el gobierno yanki amparó el hecho, mientras el Grupo de Río respondió por la depauperada y vieja dama, dejándola para siempre sin voz.
Durante la V Cumbre, en Puerto España, Trinidad y Tobago, en abril pasado, la OEA tampoco supo estar a la altura de las circunstancias en los hechos que condujeron a la masacre de campesinos en Pando, Bolivia, en septiembre del 2008. Fue la joven UNASUR la nueva voz vigorosa que vindicó los derechos de los ignorados de siempre. Una vez más calló aquella que el agudo Canciller de la Dignidad, Raúl Roa García, calificara como "Ministerio de Colonias" de Estados Unidos.
Ante una realidad que ya le es ajena, la OEA se vio de frente a la sólida posición de los países de la región por la injusta exclusión de Cuba de la cita trinitaria. Ni ella ni su secretario general, el chileno José Miguel Insulza, pudieron evitar que el cuestionamiento a la política norteamericana hacia la isla fuera el gran protagonista. Insulza, había alertado Fidel, no tenía conciencia de que [...] El tren ha pasado hace rato, y él no se ha enterado todavía¼
Lo ocurrido allí demostró a los estadounidenses (acostumbrados a no aprender de los fracasos) que América Latina y el Caribe vive una realidad bien distinta a la de 1960 y 1962 en la que la región fungía como dócil escenario. La OEA y su portavoz, Insulza, no lo comprendieron, y repitieron la vieja práctica de hablar en nombre del amo: "EE.UU. tiene la voluntad de hablar con ellos (Venezuela y Bolivia). Pero debe ser un diálogo sin condiciones. Muchos de los problemas surgieron porque se elevaron condiciones. Y eso es cierto tanto en el caso de Cuba como con los otros". Así volvía sus pasos sobre lo que ha sido el corazón de la conflictiva relación entre Estados Unidos y la región, Cuba incluida: un diálogo con condiciones impuestas desde Washington.
La OEA impuso la doble moral, la corrupción política y administrativa, hizo ingobernables las democracias, las convirtió en dictaduras y cuando no les sirvieron más, las reconvirtió en democracias más menguadas y lacayunas aún, pues en la nueva era neoliberal, con los capitales oligárquicos transnacionalizados, estas eran parte de un entramado de poder mucho más sofisticado, cuyos hilos no radicaban necesariamente en las Casas de Gobierno o en los Parlamentos, sino en las corporaciones del continente.
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La vergonzosa historia de la OEA - Parte3... SANGRE POR TODOS SUS POROS

Washington y la OEA fueron coherentes con su tenebroso pasado cuando percibieron las primeras amenazas.
La organización que había favorecido el golpe de Estado de 1952 en Cuba, la que fue tan vaga frente a la acción militar contra el gobierno constitucional de Jacobo Árbenz en Guatemala; la que respaldó al sátrapa Anastasio Somoza y en 1961 no condenó la invasión mercenaria a Cuba, mientras eludía toda crítica al golpe de Estado contra el presidente electo de Ecuador Velazco Ibarra, seguía siendo exactamente la misma que auspiciaba con su indulgencia la invasión militar a República Dominicana en 1965 y el envío de boinas verdes y armas a Guatemala en 1966, y a Bolivia en 1967, en tanto aplaudía las graduaciones de cientos de torturadores y represores en la Escuela de las Américas del Canal de Panamá.
Contempló los golpes de Estado patrocinados por el gobierno de Estados Unidos en Uruguay, Argentina y Chile. Calló ante la muerte de Salvador Allende, ante el asesinato y desaparición forzosa de decenas de miles de sudamericanos durante la tenebrosa Operación Cóndor. No promovió la paz en Centroamérica durante los años ochenta, en un conflicto que cobró cerca de cien mil vidas humanas. No respaldó las investigaciones para esclarecer la sospechosa muerte del general Torrijos en Panamá, ni sus embajadores dejaron de tomar café cuando las ingloriosas invasiones a Granada, en 1983, y a la propia Panamá, en 1989.
Brindó respaldo a Pedro "El Breve", durante las difíciles jornadas que vivió Venezuela en abril del 2002, tras la intentona golpista, vencida por la ejemplar respuesta del pueblo que rescató a su Presidente. Esa actitud evidenció hasta dónde era capaz de llegar su hipocresía y alineación con el poder imperial, al no aceptar el carácter genuino del proceso bolivariano venezolano, que le había dado una lección justo allí donde más le dolía, sometiéndose como ningún otro gobierno al escrutinio de sus electores y salir victorioso.
Al empeñarse la OEA en cuestionar la legitimidad democrática de las elecciones en aras de favorecer la política estadounidense de derrocar la revolución bolivariana, puso al desnudo toda la inmoralidad de la famosa Carta Democrática.
Solo faltaba a este podrido historial el caso particular de Bolivia, con abundantes y claras evidencias del comprometimiento de EE.UU. en una guerra sucia para derrocar a Evo Morales, el primer presidente indígena de América. A la OEA y al señor Insulza les sobró ¿pudor? para evitar llamar las cosas por su nombre (golpe de Estado, por ejemplo) y prefirieron indicar con lenguaje arlequinesco que [...] en Bolivia se ha llegado a un punto en que o se acuerda un inmediato cese de las hostilidades y se pasa a la negociación, o la situación se pondrá muy difícil [...]. En su complicidad por omisión, la OEA ignoró las suficientes evidencias de que la DEA y la CIA estaban detrás de los planes de magnicidio en Bolivia.
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La vergonzosa historia de la OEA - Parte 3 ... ENTERRAR EL PESTILENTE CADÁVER

Hay demasiado comprometimiento con la muerte, el genocidio y la mentira para que la OEA sobreviva a estos tiempos. Es un cadáver político. Sin embargo, no faltan quienes en un afán de resucitar al muerto, buscan enmendarlo por la vía de "perdonarle la vida a Cuba". La realidad es que sin la OEA, los Estados Unidos perderían uno de sus principales instrumentos político-jurídicos de control hegemónico sobre el hemisferio occidental.
Desmantelarla y fundar una nueva organización de países latinoamericanos y caribeños, sin EE.UU., sería la única manera para que América Latina y el Caribe puedan determinar su destino sin poner en peligro su identidad y avance realmente hacia una gran patria unida, que Martí y Bolívar indicaron como meta histórica.
En cuanto a Cuba, no necesita de la OEA. No la quiere ni reformada. Nunca retornaremos a ese vetusto caserón de Washington, testigo de tantas vergüenzas compradas y tantas humillaciones. Raúl lo expresó con palabras de Martí: Antes de ingresar a la OEA, primero se unirá el Mar del Norte con el Mar del Sur y nacerá una serpiente de un huevo de águila.
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