miércoles, 11 de noviembre de 2009

Fidel Castro: El Inoxidable

El 27 de julio de 2006 Fidel Castro fue operado de urgencia debido a una grave enfermedad intestinal. Hasta ese momento la vida íntima del líder comunista era un gran misterio, pero a partir de entonces su salud y su intimidad adquirieron el rango de "secreto de Estado". Castro jamás volvió a aparecer en público y en febrero de 2008 renunció definitivamente a sus cargos de presidente del Estado y del Gobierno.

"Hoy verdaderamente está fuera del poder, dedicado a las grandes estrategias y a los problemas mundiales", asegura un hombre de su entorno. EL PAÍS revela detalles sobre cómo es la vida del ex mandatario, a qué se dedica en su retiro familiar y de qué forma participa en política tras salir del hospital hace aproximadamente un año.
"Recibe a más gente de la que sale en la prensa", dice un colaborador. A sus 83 años, el líder comunista hace ejercicio cada mañana. Tras estar dos años hospitalizado, vive recluido en su residencia. La casa está en un antiguo campo de golf, con guarnición militar y una granja. Un equipo a su servicio le facilita documentación sobre la actualidad. Algunos de sus visitantes aseguran que está "feliz" de no estar en el poder. Su hermano Raúl le consulta los asuntos más importantes.

Aunque Fidel no participe en política activa, su presencia lo condiciona todo. En la jerga de la seguridad cubana, Punto Cero es el nombre para designar el lugar de residencia de Fidel Castro. En este complejo, situado en los terrenos del antiguo campo de golf Jaimanitas, hay una guarnición militar y hasta una pequeña granja de autoconsumo, además de la vivienda familiar de Castro y varias casas que ahora habitan algunos de sus hijos. Desde hace décadas Castro vive aquí con su mujer, la maestra Dalia Soto del Valle, con quien tiene cinco hijos (Antonio, Alejandro, Álex, Alexis y Ángel).
La casa de Castro es cómoda y funcional, pero no lujosa. Tiene dos plantas, cuatro cuartos, un salón luminoso y posee un agradable soportal que da a un amplio jardín donde hay una pequeña piscina, un estanque y un primitivo parque infantil. Hasta que Castro enfermó este lugar estuvo reservado exclusivamente a la familia, un concepto que más o menos incluye esposa, hijos, nueras, nietos, escoltas y poco más. Ni siquiera los sobrinos ni hermanos del Comandante eran visitas frecuentes de la casa, y menos aún los amigos extranjeros. Alguna la vez lo visitó aquí el mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, pero antes ni íntimos como Gabriel García Márquez tenían las puertas abiertas de Punto Cero. Todo empezó a cambiar después de la crisis de diverticulitis que sufrió el Comandante. Se sabe que debido a errores médicos iniciales y a complicaciones diversas Castro estuvo meses entre la vida y la muerte. "Tuvo que someterse a múltiples intervenciones quirúrgicas, y su proceso de recuperación fue traumático y muy lento", cuenta un médico cubano. Diversas fuentes aseguran que Castro pasó alrededor de dos años hospitalizado, la mayor parte del tiempo en dependencias del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ), un moderno y bien equipado hospital que queda muy cerca de Punto Cero.
Las instalaciones del CIMEQ fueron su hogar y centro de trabajo durante largo tiempo. Allí escribió su primer artículo de prensa, el 28 de marzo de 2007, sobre "la idea siniestra de convertir los alimentos en combustible". Esa reflexión fue el comienzo de una larga saga de opiniones públicas -lleva escritas alrededor de 300- que constituyen el cordón umbilical que le unen hoy a su país y al mundo.

Durante meses Castro recibió en el hospital a presidentes y dignatarios extranjeros, a amigos y colaboradores; también allí, el 18 de febrero de 2008, redactó el histórico mensaje en el que anunció que renunciaba a ser reelecto presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. La decisión abrió el camino de la presidencia a su hermano Raúl.

Al regresar a su casa, hace alrededor de un año, las medidas de seguridad se flexibilizaron. Castro empezó a recibir visitas en su hogar, en un ambiente familiar, acompañado de su esposa, hijos y nietos. En marzo invitó al sociólogo argentino Atilio Borón. A fines de agosto estuvo el cineasta Oliver Stone para rodar un nuevo documental sobre el líder cubano -el tercero, después de Comandante (2003) y Looking for Fidel (2004)-, que será emitido por la cadena HBO. Un mes después recibió al documentalista estadounidense Saúl Landau, quien después del encuentro reveló que Castro sigue con pasión las noticias de la actualidad mundial, lee vorazmente, mira la televisión "de manera selectiva" y está contento por haber abandonado la política.

"Fidel recibe en su casa a más gente de la que sale en la prensa", señala una persona enterada de los movimientos de Punto Cero. "Lo que ocurre es que no se le da publicidad por razones de discreción y de deferencia con los visitantes". Un ejemplo es el del presidente de Chipre, Demetris Christofias, que visitó La Habana en septiembre. La prensa cubana informó de las conversaciones oficiales que sostuvo con Raúl Castro, pero no de la entrevista que tuvo con Fidel en su residencia poco antes de abandonar la isla, el 29 de septiembre.

Las reuniones de Castro con dignatarios y amigos extranjeros son cada vez más frecuentes, pero aun así sólo representan "pequeños momentos" en la rutina de Fidel, señalan las fuentes. "La mayor parte del tiempo Castro lo pasa rodeado de su familia, dedicado a la lectura y tomando notas o escribiendo sus reflexiones". A sus 83 años, el líder cubano hace ejercicio cada mañana como parte de su rehabilitación pero también por mantener la forma física. Raúl Castro ha dicho en alguna ocasión que su hermano dedica dos horas diarias al ejercicio físico.

Borón recuerda que Castro lo recibió a principios de marzo con pantalón corto azul y chaqueta de chándal deportivo. "Se le veían piernas muy robustas", lo que a su juicio era una demostración de que estaba "siendo muy disciplinado en los ejercicios de su recuperación", según declaró al diario Clarín.

El ex mandatario cubano se dejó retratar de ese modo, y la fotografía sirvió de portada -aunque cortada de cintura para abajo- para el libro Crisis civilizatoria (sic) y agonía del capitalismo, un volumen de diálogos con Fidel publicado por el politólogo argentino en julio.

Otro rito matinal del Comandante es la lectura de los teletipos e informaciones de prensa, que incluyen todo lo que se publica en el mundo sobre Cuba, más las principales noticias de actualidad, organizadas por secciones o atendiendo a sus intereses en cada momento. "Estamos hablando de una selección de centenares de páginas", dice alguien que conoce esos resúmenes. "Fidel debe ser una de las personas mejor informadas del mundo", ha contado García Márquez, quien el año pasado compartió una larga comida, con vino y tertulia, con su viejo amigo.

Castro tiene a su servicio un equipo que se encarga de proporcionarle documentación sobre los más disímiles temas, desde materias como el cambio climático a cuestiones muy precisas sobre política interna de Estados Unidos. También, si un libro de reciente aparición le interesa y aún no ha sido traducido al castellano, hay un equipo de traductores siempre a su disposición.
Castro ya no suele llamar personalmente para requerir informaciones; lo hace en su nombre el jefe del Departamento Ideológico del Partido Comunista, Rolando Alfonso, que el año pasado sustituyó al defenestrado Carlos Valenciaga como secretario personal y jefe de despacho del ex mandatario. En la actualidad Alfonso es su colaborador más cercano.
Stone, Landau y Atilio Borón son algunas de las personas que recientemente han entrado al mundo privado de Fidel y han arrojado algo de luz sobre cómo es su universo íntimo. Landau es quizás quien mejor ha descrito el ambiente en una serie de artículos aparecidos en la publicación norteamericana Progreso Semanal.
Cuenta el cineasta que llegó a Punto Cero "por un camino exuberante de flora tropical verde" y que en la casa aguardaban junto a Castro "muchachos entre ocho y veintitantos años (nietos)" y "algunos adultos mayores, incluyendo a su hijo menor y a su esposa Dalia". Vio "una modesta y bien atendida casa de cuatro habitaciones" y a un Castro en buena forma, si bien le confesó que todavía padece las secuelas de una caída pública, en 2005 en la ciudad de Santa Clara, cuando sufrió varias fracturas. "Todavía no puedo subir bien el brazo como resultado del golpe en el hombro", le dijo.

El cineasta quedó impresionado por el sistema de trabajo de Castro. "Nos mostró ordenadas pilas de libros, revistas y periódicos", también libretas con apuntes ordenadas por temas y perfectamente clasificadas. Cuando lo visitó trabajaba con un libro del premio Nobel de Economía Paul Krugman. También le dijo que se había leído todo lo escrito por Barack Obama y le enseñó un ejemplar de sus memorias Los sueños de mi padre (1995), en una edición en español de la editorial Debate.
Landau refiere que tenía el ejemplar subrayado y con notas al margen en casi todas sus páginas. "Obama es conmovedor y también puede ser irónico", le dijo Castro, para después añadir: es "un hombre que muestra gran inteligencia, con el don de la escritura y evidentemente buenos valores. Pero está limitado en lo que puede hacer. Está atado por los intereses creados". Landau hizo una pausa en la charla para ir al baño. "En el camino vi el comedor, amueblado con gusto, pero sin señales de pompa o lujo. La casa se veía y sentía como un lugar cómodo para vivir y fácil de mantener", cuenta.
Similar impresión le causó a Borón, que encontró a Castro "feliz" y "relajado" por no estar en el poder. Reveló que sus contactos con funcionarios "se limitan a algún que otro encuentro con Raúl", algo que confirman fuentes de este diario. "En verdad está dedicado al estudio. Ya no se ocupa de la gestión gubernamental ni de la política diaria, aunque Raúl le consulta los temas más importantes y está al tanto de los movimientos de cuadros de más relevancia", indica alguien cercano al poder.

Cuando Castro y Borón se vieron acababan de ser defenestrados el ex vicepresidente Carlos Lage y el ex canciller Felipe Pérez Roque. Fue Castro el que le sacó el tema: "Dijo que esos funcionarios ilusionaron al enemigo externo... Habló de errores, a veces producto de excesivas ambiciones políticas o impaciencia...".

Pero, ¿realmente Castro ha abandonado la política activa? Algunos lo dudan. Es indiscutible que estructuras con las que el líder comunista gobernó en los últimos años han desaparecido -como el llamado grupo de la Batalla de Ideas o el Equipo de Coordinación y Apoyo del Comandante en Jefe-. "Ahora, bajo la presidencia de Raúl, el Consejo de Ministros se reúne todas las semanas y toma decisiones, algo que antes no ocurría pues todo pasaba por Fidel", admite un funcionario. El mismo, sin embargo, reconoce que aunque el ex mandatario no intervenga directamente en política, su sola existencia lo condiciona todo.

"Todos sabemos lo que piensa Fidel del capitalismo y de las reformas, por eso es muy difícil que con él sucedan ciertas cosas".
En un momento de su conversación con Landau, Castro habló del poder con increíble distancia. "Yo fui un político", dijo. El cineasta se rió de la exageración "del año". Más cerca de la realidad, a Oliver Stone le confesó, en un buen resumen de su pensamiento: "El problema de la humanidad es sobrevivir a la sociedad de consumo".
Junto a Stone entró a Punto Cero la fotógrafa Rose Serra. En el último número de Paris Match, Serra publica un fotorreportaje en el que el octogenario líder aparece en la sala de su casa, junto a sus hijos Antonio, Alejandro y Álex, con magnífico semblante. El título es fabuloso: Castro el Inoxidable.

Sin embargo, ayer mismo volvían a La Habana los rumores sobre un supuesto agravamiento de su enfermedad. Algo es seguro: mientras viva, su salud y su leyenda seguirán guardados bajo siete llaves; y tanto en su casa como fuera de ella, aunque no tenga cargos, le seguirán llamando simplemente "El Jefe".
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