"Pueblo de Cuba, en estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el tirano Fulgencio Batista. En su propia madriguera del Palacio Presidencial el pueblo de Cuba ha ido a ajustarle cuenta, y somos nosotros, el Directorio Revolucionario, los que en nombre de la Revolución cubana hemos dado el tiro de gracia a este régimen de oprobio. Cubanos que me escuchan, acaba de ser eliminado…"
Era la voz de José Antonio Echeverría, joven revolucionario, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), el 13 de marzo de 1957, pues mientras se asaltaba el Palacio Presidencial por integrantes del Directorio Estudiantil, Echeverría tomaba Radio Reloj para informar al pueblo de las acciones.
Con la toma del Palacio los jóvenes pretendían ajustar cuentas con el tirano que oprimía cada día más a los cubanos. Tras el golpe de estado dado por Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952, se había instaurado en el país una cruenta dictadura que afectaba con mayor saña a las clases más humildes.
Por eso, la lucha armada para las nuevas generaciones se convertía en la única solución para acabar con los males de la República. El ataque al Palacio Presidencial no tuvo los resultados esperados pero fue una muestra de lo que eran capaces los jóvenes decididos a poner fin a tanta ignominia.
La toma de la emisora Radio Reloj fue parte del plan para anunciar los acontecimientos, asimismo convocar a una huelga general después de ser ajusticiado el tirano y llamar a la lucha armada. En la Sierra Maestra se combatía bajo la dirección de Fidel Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana.
Entrar a la Universidad de La Habana, irrumpir en cuarteles y cerrar las comunicaciones formaba parte de la estrategia en busca de apoyo a la lucha de los guerrilleros en las montañas.
Aunque 50 revolucionarios entraron al edificio no pudieron ejecutar al presidente, este escapó. El combate dentro fue cruento, muchos murieron al enfrentar la fuerte resistencia de los soldados al servicio del tirano.
Entonces, se decide retroceder para buscar apoyo y retornar al ataque, pero esta segunda variante no funcionó.
Ese día muere José Antonio Echeverría, una de las figuras emblemáticas de aquella época. El carro en que viajaba fue interceptado por un patrullero y este audaz joven, arma en mano, les hace frente. De esta manera, cae sin vida a pocos metros de la Universidad de La Habana.
“Si caemos que nuestra sangre señale el camino de la Libertad. Porque tenga o no nuestra acción el éxito que esperamos, la conmoción que originará nos hará adelantar en la senda del triunfo. Pero es la acción del pueblo la que será decisiva para alcanzarlo…”, había manifestado aquel joven, ejemplo de patriotismo, consagración y valentía.
El pueblo cubano vive agradecido por estos hechos. Fue la decisión de hombres que dijeron basta a las injusticias y lo dieron todo por alcanzar la verdadera independencia y soberanía de la nación caribeña.
viernes, 13 de marzo de 2009
Ataque al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957: valentía sin límites
José Antonio Echeverría
José Antonio Echeverría
Horas antes de la gesta del 13 de marzo de 1957, José Antonio Echeverría, Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria- FEU- y del Directorio Revolucionario, dejó escrito para la historia de Cuba esta frase, símbolo de su testamento político; "Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad".
Eran las 3 y 22 minutos de la tarde, al unísono, dos autos y un camión con la rotulación de Fast Delivery – entrega rápida- se detuvieron frente a una de las postas del Palacio Presidencial, donde a esa hora el tirano Fulgencio Batista, estaba refugiado.
Penetraron en el interior del edificio y atacaron a la guarnición militar que se replegó ante el avance y la decisión de vencer o morir de los jóvenes, casi todos estudiantes universitarios, decididos a acabar con la dictadura imperante en la isla. El objetivo básico era ajusticiar al tirano en su madriguera, pero éste avisado, huyó a través de la azotea.
Mientras se sucedían estos acontecimientos, el líder estudiantil, José Antonio Echeverría, seguido por otros combatientes, de forma simultánea, ocupaba los micrófonos de la emisora Radio Reloj para llevar a cabo una alocución al pueblo, anunciando el ajusticiamiento de Batista y el final del régimen y convocando a la insurrección nacional. Sus vibrantes y patrióticas palabras fueron:
"Pueblo de Cuba. En estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el dictador Fulgencio Batista en su propia madriguera del Palacio Presidencial, el pueblo de Cuba ha ido a ajustarles cuentas.
Y somos nosotros los del Directorio Revolucionario los que a nombre de la Revolución Cubana hemos dado el tiro de gracia a este régimen de oprobio.
Cubanos que me escuchan... Acaba de ser eliminado..."
Se interrumpe la alocución ante el aviso de proximidad de la policía, la que luego irrumpe en el local de la radio nacional, frustrando esta acción. Los revolucionarios salen del perímetro del lugar, junto a ellos, José Antonio, quien buscando llegar a la Universidad, es asesinado por sicarios del régimen, doblando la calle L, frente a los propios muros universitarios.
Ese día en la capital cubana, una nueva generación de revolucionarios, fue protagonista de una de las gestas más heroicas y trascendentes en la lucha por la liberación, luego que el golpe de estado del 10 de marzo de 1952, sumió a la Patria en humillación, muerte, corrupción y servilismo al gobierno norteamericano.
La acción estuvo en correspondencia con el compromiso suscrito en 1956 por el Directorio Revolucionario y el Movimiento 26 de julio, en la Carta de México; aquí ambas organizaciones hacían suyas la tradición legada por los cubanos iniciadores de las gestas independentistas, desde la carga al machete de 1868.
Fueron varias las causas de que no tuviese éxito esta acción; el desigual combate por la superioridad del ejército, la no entrada- como estaba previsto- de un grupo de los asaltantes al Palacio, el desconcierto ante la huída del dictador, fueron algunos de los factores, que no contribuyeron a lograr el fin que persiguió esta proeza.
Pero aunque esta epopeya, no pudo alcanzar el triunfo, este día demostró a la dictadura y a toda la nación cubana, que los hijos dignos de este pueblo, estaban inexorablemente destinados a librar de infamia a la Patria, y mantener viva la antorcha de la independencia.
Su sacrificio no fue en vano, menos de dos años transcurrieron para convertir este revés en victoria, con el advenimiento de la Revolución Cubana, el 1ro de enero de 1959. La lealtad de estos jóvenes a Fidel y al pueblo, por el que ofrendaron su vida, es ejemplo y símbolo de la juventud cubana.
José Antonio: el eterno Presidente de la FEU
La fecha del 13 de marzo incorpora un nuevo acontecimiento a las heroicas acciones realizadas en 1957. A lo largo de medio siglo y desde el triunfo de la Revolución, el pueblo de Cárdenas realiza en esa ocasión una amplia marcha, que constituye una tradición popular, que parte de la casa donde nació el inolvidable líder estudiantil José Antonio Echeverría, hasta el cementerio donde reposan sus restos.
No resulta casual que la historia, en su constante fluir, una e incorpore nuevos hechos. En 1959, Fidel Castro visitó a Cárdenas en dos ocasiones:
—La primera fue el 8 de enero cuando, antes de salir hacia la capital, al frente de la Caravana de la Libertad, estuvo en la casa de José Antonio y luego fue a la tumba de su compañero y amigo. Ante la grandeza del gesto sobran las palabras.
—El 13 de marzo de ese año, el Comandante en Jefe volvió a Cárdenas. Esa vez fue para participar junto al pueblo en el homenaje que se tributaba a la memoria de José Antonio Echeverría.
Este acontecimiento es imposible de olvidar. Recuerdo que a las 11 de la mañana de ese día, llegó Fidel a Cárdenas. La peregrinación había comenzado y se incorporó a la impresionante manifestación hasta el panteón familiar de los Echeverría.
En el Museo Casa Natal de José Antonio Echeverría se guarda como un preciado tesoro el periódico Revolución de esa fecha, que su directora me facilitó. En una página del diario, se destaca la intervención del Comandante Fidel Castro, quien pronunció las palabras finales y manifestó:
"Es la primera reunión sobre la tumba de los mártires del 13 de marzo que se celebra con libertad. Ellos fueron enterrados a escondidas, porque la tiranía no permitía que se les rindiera homenaje, temía cualquier acto que se realizara sobre su tumba, pero la Revolución respeta el derecho a visitar las tumbas, aun las tumbas de los enemigos de la Revolución, aun las tumbas de los criminales de guerra. La Revolución respeta ese derecho que antes se le negó al pueblo. Antes, detrás de cada jornada libertadora hubo una frustración. Antes, cuando visitábamos las tumbas de los mártires teníamos la sensación de que sus sacrificios habían sido inútiles. Las revoluciones no solo se frustraban, sino que los mismos odiados personajes volvían siempre al poder. Esta vez ha sido diferente, y ha sido así porque esta Revolución ha logrado cosechar los frutos de las revoluciones anteriores, incluso la de los mambises. Porque por primera vez la Revolución está en el poder. En el 95 y en el 33 los revolucionarios no llegaron al poder, se les impidió llegar o mantenerse en él. En el 98 no fuimos libres porque se nos impuso la Enmienda Platt; en el 33 tampoco porque la Revolución fue traicionada. Ahora por primera vez somos libres, enteramente dueños de nuestros destinos, lo que Cuba sea de ahora en adelante depende solo de nosotros.
"Venimos aquí en la confianza de que estamos cumpliendo rectamente con nuestro deber. Antes, los gobernantes no podían venir a la tumba de los mártires; los mencionaban en sus discursos pero no se atrevían a venir ¿cómo iba a venir a la tumba de un mártir un malversador, un renegado? A la tumba de los mártires solo pueden venir los que tienen una conducta recta.
"Esta generación no tuvo nada que aprender de la sociedad en que creció. Esta generación, la generación de Echeverría, ha tenido que sacar de sí misma todo su valor y si tomó ejemplo fue de los Guiteras, de los Mella, de los Martí, de los Maceos, de los Agramontes.
"Esta generación sacó de sí misma decoro, civismo, vergüenza, patriotismo; sacó de sí misma fuerza para ganar la batalla que acabamos de ganar y todas las batallas que tendremos que librar en el futuro. Esta generación ha sido heroica, pero la próxima será mejor, porque nosotros no tuvimos muchos ejemplos que seguir, pero ella tendrá de ejemplo a la presente generación.
"Es cierto que todavía quedan algunos lastres, pero las lacras serán superadas, los que no tienen ideales no podrán sobrevivir en el proceso revolucionario.
"Esperamos que con la marcha de la Revolución cada año vengan más personas a reunirse frente a las tumbas de los mártires, a darles las gracias por la Revolución."
Estas históricas palabras, pronunciadas por el líder de la Revolución, reafirman la plena identificación de Fidel y José Antonio, su concepción unitaria que tuvo su punto de referencia más alto en la Carta de México, que ambos suscribieron el 29 de agosto de 1956.
En varias ocasiones Fidel ha expresado que "la unidad de todos los revolucionarios, fue la clave del triunfo y esta unidad fue lograda por nuestra generación". Dentro de esa concepción, podemos destacar que la vinculación del estudiantado al proceso, le permitió a Fidel, al triunfo de la Revolución, encontrar a la vanguardia estudiantil en sus puestos de combate, tanto en las ciudades, como en las montañas.
Como cada año, otra vez la peregrinación saldrá de la Casa Natal, convertida en el Museo José Antonio Echeverría, donde cada sala y cada rincón, guarda un recuerdo de su breve existencia terrenal, a 76 años de su nacimiento y 52 de la caída en combate de aquel joven rebelde que fue radical y audaz, tanto en la acción como en el pensamiento.
A la distancia de medio siglo, al llevarle las flores blancas de su preferencia al lugar donde reposan sus restos y los de su hermano Alfredito, juntos en la vida y en la muerte ¡cuántas cosas pensamos!
La Dirección Nacional del Secretariado de la FEU, herederos de nuestras tradiciones, lo tienen como su eterno Presidente. Para la juventud, es un ejemplo de la fortaleza de sus ideales. La historia le ha dado un laurel de constante presencia y sus compañeros de luchas le reiteramos un permanente compromiso. Sin lugar a dudas, hoy su recuerdo se multiplicaJosé Antonio: el eterno Presidente de la FEU