viernes, 10 de abril de 2009

A wikear se ha dicho

Jimmy Wales es un tipo algo «raro» para los cánones de la industria informática. La Encarta, por ejemplo, no lo registra en sus páginas, como tampoco dedica una palabra a Larry Sanger, su socio en el proyecto Wikipedia, iniciativa a la que por cierto tampoco menciona ni siquiera en su versión virtual, como si creyera que con estos silencios pudiera evitar el cocotazo mortal que recibió.

Jimbo Wales, nacido en Huntsville, Alabama, Estados Unidos, en 1966, se graduó primero en Finanzas y posteriormente comenzó un doctorado en Filosofía, el cual nunca llegó a terminar por «aburrimiento», como él mismo ha dicho en varias entrevistas.

Radical y controvertido en muchos de sus puntos de vista, en marzo del año 2000 Wales fundó un proyecto denominado Nupedia, el cual pretendía crear una enciclopedia tan exacta como las más afamadas del mundo, para lo cual llamó a colaborar a varios eruditos de forma gratuita y constituyó una fundación para financiar el proyecto.

No obstante, ante la lentitud que significaba estar montando y desmontando páginas web para ir agregando y sobretodo actualizando los contenidos, pronto Jimbo descubrió, junto a Sanders, quien trabajaba como editor de contenidos de Nupedia, lo útil que le podían resultar para ello los «wikis».

Según la Wikipedia, «un wiki, o una wiki, es un sitio web cuyas páginas web pueden ser editadas por múltiples voluntarios a través del navegador web. Los usuarios pueden crear, modificar o borrar un mismo texto que comparten».

Así, esta plataforma de trabajo desarrollada bajo los estándares de código abierto, pronto catapultó las entradas de contenidos del proyecto, el cual fue rebautizado en enero de 2001 como Wikipedia, a partir del término «Wiki», que proviene de wiki wiki (rápido o veloz en hawaiano) y de «pedia», del paideia o (en griego clásico: educación en círculo).

Con el lema de: «La enciclopedia libre que todos podemos editar», la Wikipedia pronto comenzó a llenarse con artículos de estudiantes, maestrantes, doctorandos, académicos o simples participantes, y adoptó una estructura de colaboración donde cada persona es identificada con un acrónimo, independientemente de que se trate de un erudito o un simple alumno.

El proyecto no ha estado exento de múltiples críticas, desde la parcialidad o lo tendencioso políticamente de algunos de sus contenidos, hasta los errores, omisiones o simples olvidos de personalidades y procesos históricos.

Aun así, la Wikipedia ya tiene ediciones en nada menos que 265 idiomas, y la cantidad total de sus artículos entre todas las lenguas supera los 12 millones, muy por encima de la raquítica Encarta y sus apenas 42 000 entradas.
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Puñalada enciclopédica

Presentada por Bill Gates, creador de Microsoft Corporation, como un proyecto altruista para recopilar y difundir el conocimiento humano, Encarta fue editada por primera vez en inglés en 1993. Para su concepción fueron llamados a filas y a sueldo decenas de expertos de todo el mundo. La compañía trazó una serie de acuerdos comerciales para asegurarse «contenidos», gracias a las dádivas y dividendos que ofreció a la Enciclopedia Británica, la enciclopedia Funk y Wagnalls, la Winkler Prins, académicos de diversas especialidades o a instituciones como la Real Academia de la Lengua Española, por solo nombrar algunos ejemplos.

Con un éxito rápido y seguro, la Encarta on line o puesta en Internet comenzó a cobrar por acceder a los contenidos, a la vez que inició la edición de sus materiales primero en CD-ROM y posteriormente en DVD, los cuales eran vendidos junto a los derechos de actualización.

Así, en 1997 salió la versión en castellano de MSN Encarta, que llegaría a tener más de 42 000 artículos diversos, y surgieron versiones diferentes en contenidos e idiomas, como las de alemán, italiano, francés, japonés y holandés, e incluso se llegó a elaborar una versión en portugués, que solo sobrevivió desde 1999 hasta 2002.

Su actualización anual, y la posibilidad de que los lectores sugirieran cambios en los artículos, estuvo en manos de la compañía AMPM, mientras que la compra por parte de Microsoft de la agencia fotográfica Corbis y una alianza estratégica con Discovery Channel propició en buena medida que numerosos artículos incluyeran ilustraciones, audio, video y juegos de conocimiento.

Cada año se lanzaba una nueva edición de Encarta con distintos paquetes para elegir, desde la más «barata» conocida como Biblioteca Encarta, hasta la versión «Premium», mucho más elaborada y que llegó a tener desde 2005 una versión diseñada para niños, Mi Primera Encarta.

Detrás de todas estas utilidades y esfuerzos había, más allá del supuesto interés altruista, una bien trazada estrategia comercial para sacar dinero de la necesidad de conocimientos.

Por eso, si bien Encarta llegó a ser, junto con la Micronet Universal, la enciclopedia más vendida del mundo, su versión en Internet había que pagarla, al igual que la editada en CD-ROM o DVD, la cual ofrecía como «gancho» comercial ciertos servicios extras como un curso para aprender inglés en línea, o inscribirse en el Club Encarta para acceder a todo el contenido en Internet durante un año.

De todas las modalidades, la de Internet nunca marchó como se esperaba. La idea de pagar por ver contenidos, por muy bien que estos pudieran estar elaborados, nunca llegó a enganchar a mucha gente, que a la distancia de un clic tienen a Google, Yahoo, Altavista, Alltheweb y muchos buscadores más, sin necesidad de abonar un centavo.

A la rápida proliferación de buscadores se sumó en enero de 2001 un proyecto que muchos auguraron como un fracaso, y que hoy se considera uno de los mayores compendios de conocimientos del mundo, por demás de acceso gratuito, y que los expertos califican como el verdadero asesino de Encarta: la Enciclopedia Libre Wikipedia.
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Dejará de actualizarse la enciclopedia virtual Encarta

La enciclopedia virtual de Microsoft dejará de actualizarse a partir del próximo 31 de octubre. Su muerte, dicen, se debe a que «las condiciones han cambiado». Unos culpan a la economía y otros a Wikipedia.
El gigante muere. Ha sido condenado al olvido por sus propios creadores y quizá sea, hasta ahora, la primera gran víctima de la crisis económica en el campo de la informática y las nuevas tecnologías. El pasado 30 de marzo la multinacional Microsoft anunció en un escueto comunicado que su Enciclopedia on line Encarta dejará de actualizarse a partir del próximo 31 de octubre.
La medida ha causado asombro en muchos, sobre todo en quienes creían a pie juntillas que la enciclopedia virtual era el paraninfo del conocimiento acumulado en los bytes, y la utilizaban lo mismo para terciar en una discusión diciendo tener la razón «porque lo dice la Encarta», que para cortar y pegar resolviendo con un par de clic una tarea escolar, la cual erróneamente en no pocos casos los maestros premian por lo profundo, aún sabiendo que es fruto del pícaro mouse de los padres o del mismo alumno.

Más allá de eso, «la Encarta» como se le llegó a conocer, era en realidad más bien pobre y en ocasiones inexacta, con errores y hasta sesgos intencionadamente politizados en muchos de sus contenidos, sin que por ello dejara de ser loable su esfuerzo enciclopédico, que ahora muere por falta de financiamiento y a causa de la competencia.

Recortes de más de 5 000 empleos, ajustes estratégicos en el campo del marketing, lanzamiento de nuevos productos como el Windows 7 o Internet Explorer 8 para refrescar la imagen y retomar posiciones perdidas, son apenas algunas de las opciones de Microsoft para responder a la crisis económica global, que junto al avance de sus competidores, específicamente de los sistemas basados en código abierto, amenazan con poner en rojo sus cifras de venta.

Pero que nadie piense que la todopoderosa empresa creada por Bill Gates está a punto de morir ni mucho menos de desintegrarse. Se trata, apenas, de algunos golpes de timón para ajustar el rumbo de una multinacional que mueve un capital mayor que el Producto Interno Bruto de muchos países del mundo. Y en estos ajustes, lógicamente, siempre hay difuntos. La Encarta es uno de ellos.
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