"Esta candidatura no sólo es nuestra, es la de América del Sur, un continente de 400 millones y que nunca ha tenido los Juegos. Ha llegado momento de poner fin a ese desequilibrio", manifestó hoy en la última presentación de Río, Luiz Inácio Lula Da Silva, presidente de Brasil, que recalcó que aportarán la "samba", el "sol" y la solidez su economía. Además, a todo ello sumará la experiencia e infraestructuras acumuladas en los Juegos Panamericanos de 2007 y el Mundial de fútbol en 2014, aunque este último es visto con recelo por algunos miembros del COI, que consideran que no se pueden organizar dos acontecimientos de este calibre en tan pocas fechas y afectaría al plan de marketing de los Juegos, tal y como apuntó la Comisión de Evaluación. Brasil pretende que los Juegos Olímpicos se conviertan en un escaparate para mostrar los progresos de una nación que, actualmente, está considerada como la séptima economía del mundo, líder en programas de biocarburantes, industria agroalimentaria y de reciclaje. Para ello, sus responsables han diseñado siete núcleos de competición repartidos en cuatro zonas (Barra, Copacabana, Maracaná y Deodoro), en la que más del 50 por ciento de las pruebas se disputarían a entre 5 y 10 minutos de la Villa Olímpica y el 80 por ciento, a cerca de 30 minutos. El corazón de los Juegos estaría en la zona Barra, rodeada de montañas, playas y lagos, que acogería a 20 deportes en 14 sedes repartidas en el Parque Olímpico de Río y el Centro de Exposiciones Riocentro.
El Estadio Olímpico Joao Havelange fue inaugurado en 2007 con ocasión de los Juegos Panamericanos. Con una capacidad actual de 45.000 espectadores sería ampliado hasta contar con 60.000 asientos en el caso de ser elegida sede de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos en Copenhague. El aeropuerto internacional Antonio Carlos Jobim (Galeao), con un tráfico de 15 millones de pasajeros al año, se halla a apenas 15 kilómetros de la Villa Olímpica, aunque Río 'suspende' en alojamiento, ya que tan sólo acumula 19.000 habitaciones en un radio de 50 kilómetros. En el informe de la Comisión de Evaluación del pasado 2 de septiembre, los expertos subrayaban que la dificultad de obtener las garantías para los seis cruceros previstos para cubrir esa falta de camas siete años antes de los Juegos supone "una presión suplementaria". El transporte, debido a su peculiar orografía, y el problema de la inseguridad en sus calles, aunque el COI admite que ha hecho progresos en los últimos años, son otros de los puntos débiles del proyecto brasileño, que estuvo respaldado en la capital danesa por el mítico Pelé.