Desde la revolución permanente del 59
El año 1959 inició una refundación de la cultura nacional. El rescate del legado martiano, comenzado desde la década del 20 de ese siglo, probablemente haya sido la primera conexión posterior al triunfo entre el 68, el 95 y el 59. Al unísono y a lo largo de la década de los 60 se estableció también una reinterpretación histórica e ideológica de las dos revoluciones mambisas. En 1968 el Comandante en Jefe Fidel Castro proyectó una lógica histórica entre independentismo decimonónico y revolución triunfante, cuando en su discurso por el centenario del 10 de Octubre expresó: «(...) Nosotros hubiéramos sido como ellos y ellos hubieran sido como nosotros (...)». Antes y después de esta memorable intervención ya se estaba produciendo la irrupción de una nueva historiografía sobre el 68 y 95 bajo las nuevas realidades históricas. Entre 1967 y 1970 se reeditó casi toda la literatura de campaña conocida hasta ese momento.
En la pintura nacional de los 70, Raúl Martínez nos entregó disímiles obras de un Martí más cercano y combatiente unido a los nuevos protagonistas de la Revolución del 59. En los 80, Juan Francisco Elso lo haría con una mayor cercanía a Latinoamérica. Desde los 90 e inicios del siglo XXI, Roberto Fabelo mantiene la tradición, como otros muchos creadores artísticos. Martí es motivo y tema permanente del arte en revolución.
Tal vez en la música la antológica pieza El Mayor de Silvio Rodríguez (1973), sea de las primeras canciones que dieron cuenta de una presencia de la cultura mambisa en el 59. En el cine Lucía, La primera carga al machete y Baraguá, ejemplifican esa conexión. Los versos martianos han sido musicalizados y cantados por más de una generación de artistas. La escultura ha diseminado por todo el país bustos, estatuas y monumentos que se encargan, desde su fuerza estética, de conservar la identidad entre las tres revoluciones. Entonces es indispensable que nuestro Día de la Cultura Nacional tenga una inspiración mambisa al tomar el 10 de octubre del 68 como su momento germinal. La cultura mambisa ha brindado a la Revolución del 59 todo un universo de ideas políticas y sociales que sostiene decisivamente su hegemonía cultural, ya por cinco décadas. Esa hegemonía no está sustentada únicamente en las ideas políticas y el discurso ideológico, sino en el sistema de relaciones sociales que estructura la sociedad. La cultura mambisa forma parte indispensable de ella a través de nuestro sentido nacional de patria y país, que se desenvuelven en determinadas asunciones cotidianas del cubano. El 68 y el 95 nos han transmitido la necesidad histórica de liberación nacional y revolución social como esencia de nuestro actual proyecto político. Aquellos pinceles, partituras, escenarios, versos, narraciones, ensayos y discursos todavía hoy nos convidan a defender una idea crucial: amar a esta Isla irrepetible.
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Hace 6 meses
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