Una vez, en aquellos días duros de la Sierra Maestra, pasó la columna junto a un naranjal, algunos compañeros tomaron naranjas contraviniendo la orientación del Che. Alfonso Zayas, cogió una y al conocer la orden del Che la arrojó. El Che dispuso que el que hubiera cogido naranjas no tomaría chocolate. Guiado por su intuición se acercó a Zayas:
- Alfonso: tú cogiste naranja.
- Sí Comandante, cogí una pero no me la comí, la boté al camino.
- Bueno, no importa. Si cogiste una naranja no puedes tomar chocolate
Estas medidas respondían al doble propósito de respetar lo que poseían los campesinos e impedir que quedarán huellas de los rebeldes.
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