Desde que apareció por primera vez en aguas cubanas en el año 2007, el llamado pez León (Pterois volitans) comenzó a ser observado con mayor frecuencia en zonas de la costa norte, donde en la actualidad su presencia resulta abundante. El pez león es una especie exótica invasora en nuestro medio, pues es originaria de los océanos Índico y Pacífico.
Durante los años noventa del pasado siglo fue reportado en las costas de la península de la Florida, y a partir del año 2000 comenzó a diseminarse por el litoral este de los Estados Unidos. Cuatro años más tarde apareció en Las Bahamas.
Durante los últimos tiempos ha sido visto por todo el mar Caribe, incluidas las áreas costeras de Panamá, México, Venezuela y Colombia.
Sobre los rumores que han circulado en días recientes acerca de la presunta muerte de una persona causada por el pez León en el litoral de Playa Baracoa, la especialista indicó que hasta el momento tal información no ha sido corroborada por ninguna vía oficial.
El origen de esas versiones podría estar relacionado con el cierre temporal de algunas playas, al parecer por iniciativa de autoridades locales, decisión en las que el Acuario Nacional no ha tenido ninguna participación.
La experta precisó que estos peces no suelen atacar al hombre, y por lo general, las observaciones hechas en Cuba indican que tienden a estar más presentes en las costas rocosas, mientras son menos propensos a aparecer en zonas arenosas.
El pez León puede sobrepasar los 40 centímetros de longitud y se distingue por presentar bandas verticales de color rojo-marrón y blanco-crema de forma alterna, que cubren todo su cuerpo.
Posee de 9 a 13 espinas dorsales, las cuales contienen veneno, al igual que las espinas de las aletas ventrales. Pincharse con ellas puede resultar muy doloroso y ocasionar inflamación, enrojecimiento, sangrado, náuseas, entumecimiento, dolor de las articulaciones, cefalea, convulsiones, mareo, y efectos cardiovasculares.
Una de las recomendaciones más útiles para quien se hiera con un pez León es enjuagar o lavar la lesión con agua bien caliente (nunca hirviendo), porque el veneno pierde el efecto si es expuesto a una temperatura entre 43 y 45 grados Celsius.
Su gran voracidad y la ausencia de los principales depredadores potenciales y especies competidoras, han posibilitado su rápida y amplia extensión por nuestras costas. Lo anterior también lo convierte en una amenaza para la biodiversidad marina al alimentarse de peces, crustáceos y moluscos.
Actualmente el Acuario Nacional coordina un proyecto de investigación sobre el pez León, en el cual participan otras entidades científicas, como el Instituto de Oceanología.
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Hace 6 meses
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