La fecha del 13 de marzo incorpora un nuevo acontecimiento a las heroicas acciones realizadas en 1957. A lo largo de medio siglo y desde el triunfo de la Revolución, el pueblo de Cárdenas realiza en esa ocasión una amplia marcha, que constituye una tradición popular, que parte de la casa donde nació el inolvidable líder estudiantil José Antonio Echeverría, hasta el cementerio donde reposan sus restos.
No resulta casual que la historia, en su constante fluir, una e incorpore nuevos hechos. En 1959, Fidel Castro visitó a Cárdenas en dos ocasiones:
—La primera fue el 8 de enero cuando, antes de salir hacia la capital, al frente de la Caravana de la Libertad, estuvo en la casa de José Antonio y luego fue a la tumba de su compañero y amigo. Ante la grandeza del gesto sobran las palabras.
—El 13 de marzo de ese año, el Comandante en Jefe volvió a Cárdenas. Esa vez fue para participar junto al pueblo en el homenaje que se tributaba a la memoria de José Antonio Echeverría.
Este acontecimiento es imposible de olvidar. Recuerdo que a las 11 de la mañana de ese día, llegó Fidel a Cárdenas. La peregrinación había comenzado y se incorporó a la impresionante manifestación hasta el panteón familiar de los Echeverría.
En el Museo Casa Natal de José Antonio Echeverría se guarda como un preciado tesoro el periódico Revolución de esa fecha, que su directora me facilitó. En una página del diario, se destaca la intervención del Comandante Fidel Castro, quien pronunció las palabras finales y manifestó:
"Es la primera reunión sobre la tumba de los mártires del 13 de marzo que se celebra con libertad. Ellos fueron enterrados a escondidas, porque la tiranía no permitía que se les rindiera homenaje, temía cualquier acto que se realizara sobre su tumba, pero la Revolución respeta el derecho a visitar las tumbas, aun las tumbas de los enemigos de la Revolución, aun las tumbas de los criminales de guerra. La Revolución respeta ese derecho que antes se le negó al pueblo. Antes, detrás de cada jornada libertadora hubo una frustración. Antes, cuando visitábamos las tumbas de los mártires teníamos la sensación de que sus sacrificios habían sido inútiles. Las revoluciones no solo se frustraban, sino que los mismos odiados personajes volvían siempre al poder. Esta vez ha sido diferente, y ha sido así porque esta Revolución ha logrado cosechar los frutos de las revoluciones anteriores, incluso la de los mambises. Porque por primera vez la Revolución está en el poder. En el 95 y en el 33 los revolucionarios no llegaron al poder, se les impidió llegar o mantenerse en él. En el 98 no fuimos libres porque se nos impuso la Enmienda Platt; en el 33 tampoco porque la Revolución fue traicionada. Ahora por primera vez somos libres, enteramente dueños de nuestros destinos, lo que Cuba sea de ahora en adelante depende solo de nosotros.
"Venimos aquí en la confianza de que estamos cumpliendo rectamente con nuestro deber. Antes, los gobernantes no podían venir a la tumba de los mártires; los mencionaban en sus discursos pero no se atrevían a venir ¿cómo iba a venir a la tumba de un mártir un malversador, un renegado? A la tumba de los mártires solo pueden venir los que tienen una conducta recta.
"Esta generación no tuvo nada que aprender de la sociedad en que creció. Esta generación, la generación de Echeverría, ha tenido que sacar de sí misma todo su valor y si tomó ejemplo fue de los Guiteras, de los Mella, de los Martí, de los Maceos, de los Agramontes.
"Esta generación sacó de sí misma decoro, civismo, vergüenza, patriotismo; sacó de sí misma fuerza para ganar la batalla que acabamos de ganar y todas las batallas que tendremos que librar en el futuro. Esta generación ha sido heroica, pero la próxima será mejor, porque nosotros no tuvimos muchos ejemplos que seguir, pero ella tendrá de ejemplo a la presente generación.
"Es cierto que todavía quedan algunos lastres, pero las lacras serán superadas, los que no tienen ideales no podrán sobrevivir en el proceso revolucionario.
"Esperamos que con la marcha de la Revolución cada año vengan más personas a reunirse frente a las tumbas de los mártires, a darles las gracias por la Revolución."
Estas históricas palabras, pronunciadas por el líder de la Revolución, reafirman la plena identificación de Fidel y José Antonio, su concepción unitaria que tuvo su punto de referencia más alto en la Carta de México, que ambos suscribieron el 29 de agosto de 1956.
En varias ocasiones Fidel ha expresado que "la unidad de todos los revolucionarios, fue la clave del triunfo y esta unidad fue lograda por nuestra generación". Dentro de esa concepción, podemos destacar que la vinculación del estudiantado al proceso, le permitió a Fidel, al triunfo de la Revolución, encontrar a la vanguardia estudiantil en sus puestos de combate, tanto en las ciudades, como en las montañas.
Como cada año, otra vez la peregrinación saldrá de la Casa Natal, convertida en el Museo José Antonio Echeverría, donde cada sala y cada rincón, guarda un recuerdo de su breve existencia terrenal, a 76 años de su nacimiento y 52 de la caída en combate de aquel joven rebelde que fue radical y audaz, tanto en la acción como en el pensamiento.
A la distancia de medio siglo, al llevarle las flores blancas de su preferencia al lugar donde reposan sus restos y los de su hermano Alfredito, juntos en la vida y en la muerte ¡cuántas cosas pensamos!
La Dirección Nacional del Secretariado de la FEU, herederos de nuestras tradiciones, lo tienen como su eterno Presidente. Para la juventud, es un ejemplo de la fortaleza de sus ideales. La historia le ha dado un laurel de constante presencia y sus compañeros de luchas le reiteramos un permanente compromiso. Sin lugar a dudas, hoy su recuerdo se multiplica
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