Hace 40 años, tropas del ejército boliviano, entrenadas y asesoradas por militares estadounidenses, hirieron en combate al Che y lo hicieron prisionero, herido y con las armas inutilizadas. El domingo 9 de octubre de 1967, el Comandante Ernesto Guevara de la Serna fue asesinado a sangre fría. Sólo tenía 39 años, la misma edad con la que Emiliano Zapata y Augusto César Sandino fueron también asesinados, por la misma mano ejecutora.
Muchas personas en el mundo lo han convertido en un ídolo, en un santo, en un dios al cual le rezan y le piden milagros. Para otros es el héroe mítico que admiramos por sus cualidades inalcanzables para los mortales. Algunos denominados marxistas dicen que el hombre nuevo que él preconizaba solo se alcanzará en el comunismo. Los que se dicen más realistas esperan que las nuevas generaciones logren alcanzar a ser como él.
El poeta y trovador Vicente Feliú, en una de sus canciones señala "nuestro deber, Che, es defenderte de ser dios". ¿Por qué no lo queremos de dios, por qué defenderlo de esto?. Los dioses se adoran y permanecen en sus altares, y en la mayoría de las religiones prometen mitigar los sufrimientos en el más allá, en otra vida. Los revolucionarios cubanos: marxista-leninistas, martianos y fidelistas y, por qué no guevarianos, queremos al Che vivo, para que nos ayude a transformar la realidad y avanzar hacia la nueva sociedad a la que aspiraba. ¿Cómo podemos lograrlo los revolucionarios cubanos?
Es esencial para ello comprender quién era el Che. Es difícil caracterizarlo con palabras, pero diremos que su vocación inicial fue la de médico humanista y revolucionario. Después guerrillero internacionalista al incorporarse a la lucha insurreccional en Cuba. Luego asumiría las funciones de organizador y constructor de la nueva sociedad socialista, para finalmente retornar a la lucha guerrillera junto a otros pueblos del mundo. Un círculo completo de ideas y de acción. El Che era ante todo un hombre, articulado en torno a tres pilares básicos en su pensamiento: su humanismo marxista, la moral del combatiente revolucionario y su concepción sobre el hombre nuevo. Estos son los pilares básicos en que debemos revivir su figura para que nos sirva de herramienta transformadora.
El Che es no solo el extraordinario constructor del socialismo, el excepcional guerrillero, sino, y sobre todo, un hombre de altísimas cualidades humanas. Su vida era austera, y brillaba por su modestia, sencillez y sensibilidad humana. En hogar era opuesto a lo que él consideraba privilegios o prebendas. Pagaba con su sueldo la mensualidad del auto que le habían asignado, la vivienda, la luz eléctrica, el gas y los alimentos correspondientes a su familia por la libreta de abastecimientos. Nunca permitió que en su casa entrara ningún alimento para su esposa o hijos sin estar regulado. En ese ambiente se formaron sus hijos, a quienes quería entrañablemente, y con quienes jugaba o paseaba en los pocos momentos libres de que disponía. Pero si preocupado era por su familia, también lo era por la familia de la gente más cercana a él, y por los problemas personales de cada uno.
Durante la época de la guerrilla en la Sierra Maestra, se sabe de su amistad con Camilo Cienfuegos y con Fidel. Muchas y muy conocidas son las anécdotas que hablan acerca de la entrañable relación y confianza que unió a estos tres seres excepcionales. Pero también a muchos otros compañeros lo unieron lazos particularmente fuertes: uno de ellos fue Roberto Rodríguez Fernández, el Vaquerito, quien se convirtió en el jefe del Pelotón Suicida y cayó el 31 de diciembre, a unas horas del triunfo. Ante el cadáver del heroico capitán, Che exclamó tremendamente conmovido: "Me han matado cien hombres".
Fueron entrañables los lazos que lo unieron a otros combatientes, a quienes seleccionó para que lo acompañaran al Congo y Bolivia. Transformado en Ramón, se presentó ante sus hombres -Vilo Acuña, Antonio Sánchez Díaz, Pinares, Raúl Suárez Gayol y otros, quienes habían sido advertidos de que el entrenador español era muy malgenioso y mal hablado- y comenzó a vociferar ofensas y palabrotas.
Los hombres, que no lo habían reconocido, estaban a punto de estallar, pero entonces Suárez Gayol gritó: "¡Caballeros, pero si este es el Che!" y la tropa formada se desintegró para dejar paso a un informe amasijo de hombres que se abrazaban con cariño de hermanos.
Sobre el humanismo decía a los jóvenes:
"En sustancia, se impone al joven comunista ser esencialmente humano, ser tan humano como para abordar lo mejor del hombre; purificar lo mejor del hombre por medio del trabajo, el estudio, el ejercicio continuo de la solidaridad con el pueblo y con todos los pueblos del mundo; desarrollar al máximo la sensibilidad hasta sentir angustia cada vez que en cualquier parte del mundo sea asesinado un hombre, y sentirse entusiasmado cada vez que en cualquier rincón del mundo se alce una nueva bandera de libertad."
"Hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad, para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización."
De cómo debe ser la moral, la ética del revolucionario dejó escrita una prolifera obra, pero más que todo brilló su actitud cotidiana y su ejemplo, inspirador de cuantos lo rodeaban.
Nuestro Comandante en Jefe, Fidel, señaló:
"Che poseía una gran integridad moral. Se demostró que era un hombre de ideas profundas, trabajador infatigable, cumplidor riguroso y metódico de sus deberes y, sobre todo, predicaba con el ejemplo, muy importante. Él era el primero en todo, se ajustaba estrictamente a las normas que predicaba.."
En uno de sus discursos el Che, decía:
"Un trabajador de vanguardia, un miembro del Partido dirigente de la Revolución, siente todos los trabajos que se llaman sacrificio con un interés nuevo, como una parte de su deber, pero no de su deber impuesto, sino de su deber interno y lo hace con interés. Y las cosas más banales y más aburridas se transforman, por imperio del interés del esfuerzo interior del individuo, de la profundización de su conciencia, en cosas importantes y sustanciales, en algo que no puede dejar de hacer sin sentirse mal: en lo que se llama sacrificio. Y se convierte entonces, no hacer el sacrificio en el verdadero sacrificio para un revolucionario. Es decir, que las categorías y los conceptos ya van variando. El revolucionario cabal, el miembro del Partido dirigente de la Revolución, deberá trabajar todas las horas, todos los minutos de su vida, en estos años de lucha tan dura como nos esperan, con un interés siempre renovado y siempre creciente y siempre fresco. Ésa es una cualidad fundamental. Eso significa sentir la Revolución. Eso significa que el hombre es un revolucionario por dentro, que siente como revolucionario. Y entonces el concepto de sacrificio adquiere nuevas modalidades."
La siguiente expresión, parecería escrita para la Cuba de hoy, después del análisis del discurso de Raúl, pero no, es el llamado del Che a la conciencia:
"No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año pueda ir alguien a pasearse por la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad."
Llegamos así al concepto del hombre nuevo, un concepto de indudable actualidad, que nos habla de la problemática del ser humano como sujeto activo y consciente en la construcción de una nueva sociedad. El comunismo será así, para el Che, un fenómeno de conciencia y no solamente un fenómeno de producción. Se trata, en definitiva, de una transformación social en la que, sin renunciar a la perspectiva individual de cada persona, se piense y se actúe cada día más de forma colectiva. Una ética que traslada también a la concepción del poder político.
Un pensamiento que no persigue únicamente un modo distinto de creación y distribución de la poca o mucha riqueza existente, sino que conlleva a fomentar una constante transferencia de poder hacia la sociedad y las personas. Un pensamiento que nos recuerda que no puede haber una adecuada planificación socialista sin la participación consciente y organizada de los trabajadores y especialmente de los productores. Y que ello debe ir unido a una transformación radical de la cultura, de los valores, de las motivaciones, de las relaciones cotidianas entre el Estado y la sociedad, entre los grupos sociales, entre los hombres y las mujeres, entre las distintas generaciones, razas, etnias o naciones.
Fidel señalaba en la entrevista con Gianni Miná:
"Che habló del hombre nuevo... que una sociedad nueva tiene que crear una conciencia nueva, un proceso revolucionario socialista tiene que crear un hombre también nuevo. Ese hombre nuevo, en esencia tiene que ser mucho más solidario, mucho más altruista, mucho más desprendido; tiene que ser un hombre capaz de ver a todos los demás como a su hermano. Nosotros postulamos algo que lo suscribe también la doctrina cristiana: la hermandad entre todos los hombres, la solidaridad, el desinterés, la generosidad, a la cual añadimos una educación elevada, una alta preparación técnica, una conciencia patriótica, una conciencia internacionalista; y no pretendo definirte todos los valores, sino señalar simplemente algunos de los elementos del hombre nuevo de que hablaba el Che".
El Che, en un discurso pronunciado en la conmemoración del segundo aniversario de la constitución de la Unión de Jóvenes Comunistas, el 20 de octubre de 1962 expresaba:
" y si se nos dijera que somos casi unos románticos, que somos unos idealistas inveterados, que estamos pensando en cosas imposibles y que no se puede lograr de la masa de un pueblo el que sea casi un arquetipo humano, nosotros le tenemos que contestar una y mil veces que sí, que sí se puede, que estamos en lo cierto que todo el pueblo puede ir avanzando, ir liquidando las pequeñeces humanas como se han ido liquidando en Cuba en estos cuatro años de Revolución, ir perfeccionándose como nos perfeccionamos todos día a día, liquidando intransigentemente a todos aquellos que se quedan atrás, que no son capaces de marchar al ritmo a que marcha la Revolución cubana y tiene que ser así y debe ser así y será así...
Y les planteaba a los jóvenes comunistas como debían ser:
"Yo creo que lo primero que debe caracterizar a un Joven Comunista es el honor que siente por ser Joven Comunista....; junto a eso un gran sentido del deber, un sentido del deber con nuestra sociedad, con nuestros semejantes,,, y con todos los hombres del mundo; al lado de eso su gran sensibilidad ante todos los problemas, su sensibilidad ante la injusticia, su espíritu inconforme cada vez que surge algo que esta mal, lo haya dicho quien lo haya dicho. Plantearse todo lo que no se entienda, discutir y pedir aclaración de lo que no esté claro, declararle la guerra al formalismo....
Muy a tono con el llamado de Fidel en su proclama y con el discurso de Raúl el 26 de Julio, sí queremos al Che vivo, tiene que estar junto a nosotros.
Cuando los niños cubanos repiten "Seremos como el Che", cuando pretendemos que los jóvenes se formen como hombres nuevos, cuando luchamos por eliminar de las personas las lacras y los vicios que subsisten de la vieja sociedad o que surgen actualmente, aspiramos a que se conviertan no en guerrilleros, no en héroes, no en leyenda, sino en excelentes personas, en hombres y mujeres con las altísimas cualidades personales que caracterizaron al Che, que constituye el más alto paradigma de ser humano.
Nada más demostrativo de su presencia en la Revolución que este Proyecto Futuro, no permitiremos que el Che se convierta en un dios, si cada uno de nosotros hace suyos sus ideales, si cada uno se analiza y se propone cultivar estos valores, si nos sumamos cada estudiante, trabajador y dirigente administrativo al combate por la eficiencia, por la organización y exigencia sistemáticos como única vía para alcanzar la efectividad en la producción, la docencia o los servicios; a la batalla contra la indisciplina social y laboral, contra el mal aprovechamiento de los recursos, contra procedimientos absurdos que nada tienen que ver con el socialismo, contra las actitudes burocráticas generadoras de rutina, indolencia y esquematismo; entonces ESTAREMOS RINDIÉNDOLE MERECIDO HOMENAJE Y EL CHE VIVIRÁ.
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
No hay comentarios:
Publicar un comentario