El granmense Ibrahín Fuentes Diéguez ostenta, desde el 22 de enero de 1989, el récord de 14 hits consecutivos en la pelota cubana
Aquella noche de delirios, en la que los graderíos del estadio bayamés Mártires de Barbados rugían como nunca, el mentor local, Carlos Martí, se acercó a uno de sus peloteros y le preguntó si lo incluía o no en la alineación para ese partido decisivo. El hombre, aparentemente sin inmutarse, respondió que sí.
Las dudas del director nacían por una coyuntura extraordinaria: su equipo estaba a punto de llegar a los play off y ese jugador, llamado Ibrahín Fuentes Diéguez, había empatado, con una racha endemoniada frente a lanzadores de Guantánamo, el récord cubano de diez hits consecutivos, impuesto una década atrás por Lázaro Cabrera (1979). Pero el serpentinero rival que se encaramaría al box aquella jornada —el holguinero Oscar Gil— era, al igual que Ibrahín, zurdo.
«Sentí una gran tensión ese día desde que hicimos el mitin antes del choque», recuerda hoy el ex inicialista granmense. «Sin embargo, no me desesperé en la primera vez al bate y me dieron base por bola, después vino aquel batazo en el cuarto inning».
Esa conexión resultó ser triple y provocó un bullicio incomparable en Bayamo porque se había impuesto una nueva marca (11 hits consecutivos) para clásicos nacionales. Aunque lo más asombroso estaba por llegar: Fuentes pegaría doble en el sexto episodio frente al derecho Wilson López y al día siguiente, el domingo 22 de enero de 1989, le dispararía sendos indiscutibles a otros dos lanzadores de Holguín. Su cadena, en fin, se extendió a ¡14 inatrapables!
Hoy, después de 21 años justos, la proeza sigue encandilando al mundo beisbolero, sobre todo porque ocho de esas conexiones fueron extrabases: cinco jonrones, dos dobles y un triple. Además, Fuentes se embasó 16 veces consecutivas pues recibió dos boletos en medio de la racha extraordinaria.
Desde entonces ningún otro jugador cubano ha llegado siquiera a 12 hits seguidos y algunos aseveran que esa marca es «de otra galaxia». Además, ya no hay, como antes, aluminio.
«Creo que ese récord durará muchísimos años», dice este hombre nacido el 12 de octubre de 1963 en Jiguaní y que en 12 series nacionales no tuvo un alto promedio al bate: 259 (400 indiscutibles en 1 453 turnos oficiales).
Su aseveración tiene lógica: muchas veces un pelotero entra en racha, le da fortísimo a la bola pero uno de sus batazos sale de frente, es capturado y se rompe la cadena. «Hasta jugando al flojo, sin un «fil» y con cualquier bate resulta difícil pegar 14 hits», comenta.
Ibrahín fue integrante de los ocho equipos de su municipio que se coronaron campeones de su provincia. Y en 1993 impuso otra marca respetable para los torneos locales: conectó 24 cuadrangulares en 48 partidos.
Ahora este coach de tercera del equipo Granma confiesa que esa tarea en el cajón cercano a las líneas nunca antes la había hecho y que no es fácil. «Pero lo más difícil de la pelota es jugarla y yo lo hice con decoro», apunta.
Llegado al béisbol a los 11 años, Ibrahín siempre tuvo dos aficiones: la pelota y la música. «Tocaba la corneta estando en la EIDE, aprobé los exámenes para el Fajardo y a la vez para la escuela de música. La opción del deporte surgió primero».
De todos modos, al final, fue de cierta forma músico: hace más de dos décadas hizo silbar el bate 14 veces seguidas y así implantó un récord que parece añejarse en los libros.
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Hace 6 meses
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