Los niños, sector más vulnerable y protegido de la población en todos los sistemas sociales constituyen uno de los blancos seleccionados por el Gobierno de Estados Unidos en su cruel bloqueo contra Cuba. No pudieron someterlos al hambre pues todos los que velan celosos por su felicidad hicieron lo imposible por que no le faltara un plato de comida. Muchos padres dejaron de comer una noche para que ese plato sea el almuerzo de su hijo al otro día. El gobierno hacia esfuerzos extraordinarios para comprar incluso al doble de su precio real alimentos para el pueblo. Estados Unidos, el mercado más cercano no vendía y tampoco permitía a otros países venderle ni comprarle a Cuba. En los últimos cinco años el comercio de alimentos entre Cuba y productores norteamericanos ha mostrados un notable aumento. Alimentos de calidad proveniente de un país cercano, donde sus empresarios están interesados en comerciar con Cuba favorece a ambas partes.
El problema de la falta de alimentos ha cesado un poco, pero no ha terminado. Continúan los ojos pendencieros del gobierno yankee tras las inversiones cubanas, vigilan, presionan y amenazan a quien le venda, compre o asesore a cualquier representante o institución cubana. Incluso han optado por congelar fondos cubanos en bancos de terceros países o han impuesto a bancos como esos que se nieguen a prestar sus servicios a los cubanos.
¿Y las medicinas para los niños? ¿Es justificable que existan niños esperando en un hospital una medicina para la cura del cáncer que atenta contra su vida? Valerosos padres y madres que sumidos en el temor diario de ver morir a su hijo en cualquier momento reconocen al verdadero culpable. Pretende el gobierno de Estados Unidos que el pueblo de Cuba se vuelva contra la Revolución por la falta de medicinas. El pueblo cubano conoce la verdadera situación y no se deja engañar por las constantes mentiras vociferadas desde el Norte; podrán engañar a unos cuantos ciudadanos norteamericanos y de otros países haciéndolos entender que, el responsable de las protestas de descontento que forman un grupo de cubanos es el Gobierno. Esos supuestos descontentos reciben salario del gobierno de Estado Unidos solo para armar espectáculos que satisfacen la sed de información de los medios extranjeros.
Los principales enemigos de la Revolución y el pueblo cubano con su brutal política de bloqueo económico y financiero pretenden hacer rendir de hambre y enfermedades a millones de personas que han decidido seguir con Fidel. El serle fiel a nuestros principios y a los ideales de miles de hombres y mujeres que murieron combatiendo al enemigo por alcanzar nuestra libertad es un precio que, para yankees debe pagarse bien caro. Si piensan que harán rendir a nuestro pueblo, están equivocados.
Cada medicamento o tratamiento que le niegan a un niño cubano los desmoraliza, es pedir por el medicamento que salvará cientos de vidas que el pueblo cubano deje de ser socialista, fidelista y martiano. Esos niños no los dejaremos morir, nuestros médicos se convierten en magos y con nuestros fármacos los mantienen en vida, con la esperanza de que un buen amigo, corriendo peligro de ser juzgado por los tribunales norteamericanos, nos facilite unas pocas dosis.
Así estamos, desafiando la muerte día a día, decididos a dar la vida si es necesario para que no falte en nuestros niños una sonrisa. Ellos son sagrados y lo que nos da fuerza para seguir desafiando las agresiones de todo tipo.